martes, julio 29, 2014

MONÓLOGO: “Las Fiestas en los Pueblos”

Ya  estamos en plena época estival, la temporada en la que dan comienzo a una serie de ritos, que junto con las intoxicaciones por ingesta de ensaladilla rusa en mal estado o las quemaduras por barbacoa en una playa de Matalascañas son de obligado cumplimiento: estoy hablando de las Fiestas en los pueblos.

En España tenemos más variedad de Fiestas que de brevas en Marruecos, imputados en España o chonis de barrio en Valencia.
Todo vale: vaquillas, tomatinas, sardinadas, cabras lanzadas desde el campanario, carreras de sacos o salto de tapia modalidad “dueño con escopeta de perdigones”. Igual te embiste una vaquilla con más cuernos la novia del Conde Lequio que te tiran más tomates que a Paquirrin jugando a ser pinchadiscos.

Un ejemplo son los San Fermines, una especie de alegoría del “llegar a fin de mes” pero con toro de verdad y guiris de porrón lleno y camiseta rojo vino. Siempre he pensado que es una oda a la economía doméstica. Llamadme gilipollas si queréis, pero sustituid “toro” por la “factura de la luz” y “guiri” por “nómina” y me daréis la razón.

En este tipo de festejos, hacemos cosas que jamás se nos ocurriría hacer en nuestro día a día. No puedo imaginarme a alguien pegándole una ostia a un tío de ciento veinte kilos y echar a correr escaleras de Metro abajo o recibiendo un impacto de un tomate en “tolajeta” y dar las gracias.
Una de las cosas más llamativas de los fiestas de los pueblos es la Feria: el lugar más parecido al Infierno de Dante con música de Camela y columpios que giran. Por el olor a aceite requemado las distinguiréis. Dentro del mundo de las Ferias tenemos una variedad de personajes que han perdurado a lo largo de los años desde la lejana época de la creación del androide Jordi Hurtado:

-El “calé” de los coches de choque: también llamado el “gitano de la taquilla”. Este personaje se distingue por tener de forma perenne un palillo en la boca pegado con Loctite, uñas sucias de aceite de coche y cara de mala ostia. Es menos expresivo que Silvester Stallone haciendo de árbol de Navidad o bailando la Conga el día de su boda. Usuario de frases cortas y canciones interminables.

-El  “púgil garrafonero”: pueden cerrar las atracciones, pero siempre está enganchado a la máquina infernal del saco. Su cerebro sólo le da para echar una moneda y dar hostias a una máquina de boxeo. No le pidas jugar al ajedrez. Lo más cercano al existencialismo que ha estado es cuando la máquina se ilumina en el nivel de “Eres muy Fuerte”.

-El “lotero de la Chochona”: se rumorea que es una de las profesiones con los requisitos de acceso más duros. Hay astronautas de la NASA que fueron rechazados por “flojunos”. El casting consiste en una prueba de canto de un rap mientras se baila con un hula-hop y se toca la dulzaina. A punto de convertirse en prueba Olímpica en Barcelona 92, al final se optó por no incluirla debido a su extrema peligrosidad. El lotero se caracteriza por estar en una furgoneta grande y siempre rodeado de peluches de la época del Osito Mischa y jamones añejos de antes de la invención de la carne de cerdo.

-Y no podemos olvidarnos de una criatura creada personalmente por el mismísimo Satán en un mal día: el vendedor de almendras garrapiñadas y/o algodón de azúcar. Es el encargado de intoxicar a la gente en las Ferias y de arruinar a los papás que piden una hipoteca de EURIBOR alto para comprar un cucurucho de almendras o un palo con algodón.  Los ingredientes son más secretos que la fórmula de la Coca Cola o que, incluso, lo que toma Frank de la Jungla en el café de la mañana.

-las mal llamadas Orquestas de verano: sólo se requieren 3 cosas para ser contratadas en las Fiestas. Tener un nombre hortera (tipo “Sensación”, “Fiebre”, “Sabrosura” o “Escroto de Mono”), cantante jamona con más curvas que el Puerto de Pajares y, por último, ir vestidos por un sastre con astigmatismo. El mismo que vestía al Príncipe de Zamunda, para que nos entendamos.

Además de todos estos sagrados y consagrados personajes, no podemos olvidarnos del resto de figurantes de tamaño escenario digno de un sueño de Melendi después de una visita a la fábrica de Don Simón: 

En él, predominan los conductores de Seat León tuneados, adolescentes asilvestrados (suelen estar al lado de la caseta de tirar muñecos con una bola. Inconfundibles. Por el peinado a lo Mohicano les conoceréis) y vendedoras de coliflores en excedencia. También hay trileros y falsificadores, pero cada vez hay menos desde que pasan lista en el Congreso de los Diputados.

Hay más. Cuando termine de dar esquinazo a este toro, os sigo contando si antes no me dan en “tolajeta” con otro tomate garrapiñado cerca de la Orquesta.

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