jueves, noviembre 08, 2018

MONÓLOGO: “Lo políticamente correcto”






Hoy en día es prácticamente imposible juntar tres palabras sin que te pongan etiquetas. Y no hablo de las que van cosidas a la ropa. Ni de las que llevan algunos, asomadas en el culo del calzoncillo para que veamos que es "Kavin Kain" o "Perrys". No, no hablo de esas. Aunque a muchos os gustaría.


He venido a hablar de la nueva Lengua y de las consecuencias que tiene que alguien juegue con tus palabras a ser un "Google Traductor" que caga gominolas y eructa pétalos de rosa. No podemos hablar sin que alguien nos traduzca constantemente el sentido de nuestras palabras.


En las tiendas de moda pasan cosas:
- Me he comprado un vestido.
- ¿Negro y amarillo?
- No. Afroamericano con rayas de etnia oriental tirando a caucásicas, Mariloli.
- Ah, güeno.


Y las discusiones en los geriátricos ya no son como antes. No hablo de las peleas de "Street Fighter" cuando gritas a un grupo de abuelos que dan canapés gratis y que la máquina de café da un dedo más del preciado y diarréico líquido pardusco. Hablo de los insultos:
- Eres un puto viejo de mierda.
- ¿Cómo? Eso es un insulto gerontofóbico, escatológico y tendencioso, Cipriano. ¡A la ministra que vas!
- Pues eres…eres…ejerces la prostitución masculina con la longeva y avanzada edad que te confieren los años bien llevados y además perteneces al subgrupo de sólidas defecaciones, ¡hala, Eustaquio!
- Así suena mejor, ¿ves cómo no costaba tanto insultar con clase?


Toda esta forma de vida está tan dentro de nuestra Sociedad que, en cualquier ámbito, circunstancia o contexto puedes llegar a ser un "facha", un "rojo", un "fachirrojo" o incluso, un "comunifacha". O todo a la vez. Ah, y más te vale inventarte palabras que terminen en –a aunque no existan: miembra, salchichona, Lambrusca, Metra o caviara. Todo sea en aras de la igualdad, la paridad, la parida y el paripé (¿o era paripá?).
- Cariño, ¿me puedes ayudar a vaciar el contenedor?
- ¡Machista patriarcal! ¡Sometedor de sexos! ¡S0 segregador de géneros!
- Vale. Repito: "Cariña, ¿ma pueda ayudara a vaciara la contenedora?
- ¿El cuálo? Además de machista eres un mal hablado, Higinio.


Yo, por ejemplo, ya tengo miedo de poner frases en Twiter de más de 140 "caracteras". También evito los colores como el "negro", el "amarillo", el "rosa" o el "varón blanco uno ochenta caucásico". Ahora simplemente pongo fotos de flores, de mi abuela haciendo macramé o las de la Comunión de mi hijo (en estas siempre digo que son de una ceremonia pagana celta en la que sacrificamos un ser no vivo como una piedra o un político).


Participar en una red social es muy fácil siempre que evites hablar de: religión, fútbol, radio, prensa o televisión. En esta última tienes bula de indulgencia si ves "Mujeres, Hombros y Viceversa" porque mola mazo y queda chulo como hashtag. Tienes que aprender, eso sí, a filtrar los nombres de los tertulianos, tertulianas y sopas julianas. A Kiko Matamoros, por ejemplo, un día le pedirán que se cambie el nombre y el apellido por ser ofensivo a otras etnias. Don Francisco Hace-daño-a-magrebíes sería más políticamente correcto.


En resumen: si no quieres meterte en líos en el mundo en el que vivimos hoy, no hables de nada en especial. Sólo mueve los labios, aporrea teclas como si fueras un maníaco y hazte fotos con filtros donde no digas ni hagas nada. Y si alguien, te increpa, contéstale siempre con educación: nací cerca de los ochenta y me va a tener que disculpar, caballera.









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