lunes, julio 13, 2020

MONÓLOGO: "Policorrectismo para Dummies" (1 Parte)




No sé vosotros, pero yo ya me rindo. Me da miedo hablar y no os digo ya escribir.

Nos han censurado tantas palabras y expresiones que empiezo a envidiar a Juan “el Mudo” y a la amiga de mi abuela Eulogia “la Sinletras” que nunca aprendió a escribir ni la jota. Uno no habla, la otra no escribe...pero tranquilidad tienen la que quieran y más.


Si leéis las noticias os habréis dado cuenta de que últimamente las cosas se han salido bastante de madre: todo empieza con un asno disfrazado de uniforme que asesina a un hombre de color (no diré cuál para que nadie me apedree por hereje o me tachen de eremita). La cosa es que a lo largo de la Historia siempre ha sido una pésima idea disfrazar a los animales con uniformes y mucho menos darles armas de fuego.

Al lío, que me disperso. Todo empezó donde empiezan todas las películas de meteoritos o de invasiones extraterrestres: los Yuesei de América. Que daos cuenta de que el mundo tiene una superficie de 510 millones de kilómetros cuadrados pero todo les pasa a los americanos. Son como Carlos Fabra jugando a la Lotería los jodíos…

Poli mata afroamericano, afroamericanos (antes llamados “negros”, para los que hayáis nacido en el siglo pasado) se les hinchan las pelotas, presidente loco la lía...y ya tenemos un tifostio de puta madre montado: tiran estatuas, pintan calles y peor aún...piden eliminar escenas de películas.


Y aquí es donde voy yo:

Imaginaos por un momento hoy en día contando a vuestros hijos pequeños un cuento infantil. Para empezar nos meteríamos en un lío cojonudo con el de “Blancanieves”, ¿qué título le podríamos poner para no ofender a los politicorrectistas que no entran en razón? ¿Una mujer blanca que sin dar un palo al agua vive del esfuerzo de siete obreros genéticamente de tamaño reducido y de etnia indeterminada? ¿Una bruja vestida de negro? ¿De qué raza era el espejo? ¿La manzana era Golden o Reineta? ¿Se permitían los matrimonios interraciales entre príncipes africanos y señoras que se dormían después de comer una pieza de fruta?

Imaginaos qué lío.


Luego está el tema de las estatuas. Si habéis leído las noticias, os habréis dado cuenta de que Cristóbal Colón no descubrió América sino que redactó la reforma laboral instaurando la esclavitud (algo así como los contratos de los repartidores de Glovo). No llevaba tres carabelas sino que eran cruceros de combate que disparaban misiles contra la población indígena. No era Genovés sino que era un acérrimo seguidor del Apartheid sudafricano. Y lo más importante: los Hermanos Pinzones era unos mari...neros.

En definitiva: dejad ya las estatuas, joder. ¿Qué mal nos han hecho? Si os da ganas de tirar algo, tirad uno de los puentes de Calatrava, cabrones. Que hay muchos y encima se caen solos a poco que les peguéis una patada. Una estatua es un símbolo del pasado. El pasado fue bueno y jodido como nuestro presente lo será en el futuro. Servirá para recordar a los que nos sucedan (en lo que quede de planeta, claro) que: nos gustaba comprar papel higiénico en las pandemias, teníamos poca vergüenza ajena cuando mandábamos videos por TikTok y que tras años de pedir más caracteres en Twitter...nos dimos cuanta de que todo lo podíamos contar con memes o emojis.

Repito, dejad a los monumentos en paz, coño. Compraos un muñeco, discutid con vuestros cuñados o apuntaos a clases de Zumba...pero no borréis nuestra Historia. La falta de memoria nos lleva a lo que ahora nos sobra: un rebaño creciente de gilipollas que amenaza con llenar por completo esos 510 millones de kilómetros cuadrados del planeta.


Y acabo con una de las cosas más graves y vergonzosas: borrar las escenas de películas catalogadas como OBRAS MAESTRAS. Véase, por ejemplo, “Lo que el Viento se Llevó” o “Casablanca”. Seamos serios, por el amor de Dios.

¿Os imagináis a Ingrid Bergman en las escena con Sam?


- Haga el favor, si usted es tan amable y si no le ofende que en plena Segunda Guerra Mundial en África, le pida que toque una canción, señor Sam.

- ¿No será usted una estirada blanca a la que llaman “la estirá” y que es conocida por tener un rollito con el otro blanco al que llaman Rick y que casualmente usted abandonará mañana en Casablanca, verdad?

- Sam, permítame un insulto que no aluda a su etnia ni ofenda a sus costumbres...pero tengo que decirle con todos mis respetos que...ME HAS HECHO UN SPOILER HIJODEPUTAAAAA.


Así que insisto en tres cosas para acabar.

Una: algún día el meteorito caerá aquí en España y tendremos más sitio para aparcar. O los extraterrestres tendrán un avistamiento con alguien de Telecinco y se darán cuenta de lo raros que somos por tener dos patas y media neurona.

Dos: se me ha ocurrido que ya de joder una estatua que sea la de los Premios Goya. Que necesitan un cambio de diseño urgente. Parece un señor con un zurullo en la cabeza, fijaos bien.

Y tres: ¿A que no hay huevos a tocar las películas de Nacho Vidal, Alfredo Landa o las de Porky´s? El último que lo intentó se llama ahora Juan “el Mudo” y le arrancaron la lengua. Y con razón.

El lenguaje y la Historia son herramientas útiles, no juguetes. Si no lo veis así, quizás es el momento de que os planteéis dejárselas a los adultos.



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