martes, julio 31, 2012

"El Alegre Alienado"



Érase una vez un señor que de tanto que trabajaba, menos vida le quedaba.
Habían días que saliendo del trabajo, tan cansado como estaba, a la cama directamente se encaminaba. No comía, apenas dormía, ni sentía, ni soñaba…solamente trabajaba y trabajaba.

El tiempo iba pasando. Y sólo. Sólo. Sólo vivía para lo que subsistía. Tenía como amigos y compañeros una pantalla, dos lámparas (una de ellas a punto de fundirse) y la mesa donde se sentaba.

Los seres humanos de los que le separaba una oscura mampara no existían para él porque apenas los veía ni los sentía. Apenas respiraban. Y en el fondo de él creía que todos muertos estaban.

No tenía hora de entrada. Tampoco de salida. Y el tiempo que mediaba, en su frugal vida privada, nada especial hacía. No tenía televisión, ni Internet, ni noticias. Ni rumores, ni pensamientos, ni palabras oía. 

¿Era feliz? Y automáticamente otra pregunta se escurría, en el fondo de su alma ni lo sabía. ¿Era infeliz? Tampoco pensaba en ello. Algo tan remoto como la estática de una radio en el desierto. Como el susurro de una almohada en un montón de cabellos. No había respuestas para las preguntas nunca hechas.

Y así pasaron los años, los lustros y las décadas.  Y el señor murió como un perro al que le precedió su dueño. Un objeto, una cosa que jamás tuvo un sueño. Un ser que paseando por la vida…siempre estuvo muerto.


miércoles, julio 11, 2012

DEJEN EN PAZ AL HONRADO CIUDADANO


Estimados señores políticos y fans de la CEOE: 

Soy un miembro de un colectivo al que ustedes les gusta hostigar constantemente recortándonos el  salario, insultándonos, llamándonos vagos (que, señorías, tiene su gracia que ustedes saquen el tema a colación) e incluso llegando a decir que sobramos. Soy un funcionario, miren ustedes por dónde. Llevo más de cinco años al servicio de la Administración y del ciudadano por ende. Orgulloso de serlo y creo que es por vocación de ser útil.

Miren, les voy a decir una cosa antes de proseguir. Los que sobran sus ustedes. No les echaríamos de menos si dejasen sus escaños y se fuesen…pongamos a Parla. Y les voy a explicar el porqué de estas delicadas palabras (podrían ser peores, créanme):

Uno: porque se les vota para que busquen soluciones, no para que nos distraigan con rencillas de colegio con el partido en la oposición/gobierno. Son incapaces de darnos ninguna. Y cuando alguien que es “contratado” para cumplir con su cometido, no responde, se le despide. Sí, lo que ustedes pregonan a los cuatro vientos. Eso que llaman: productividad. Nula en ustedes.

Dos: volviendo a la incapacidad, ustedes de lo único que son capaces es de generar malestar en la población. Se escudan en que son órdenes dadas desde Europa. Si se les votó a ustedes y nos dicen que es Europa la que manda: ¿para qué están de intermediarios? ¿Para qué nos sirven si no es para malgastar el dinero del ciudadano? Y digo malgastar porque no nos sirven para nada.

Tres: porque se supone que un gobierno democrático y moderno está para defender al débil. Para ser justo con el honrado e implacable con el corrupto. Y ustedes hacen justo lo contrario: se ceban con el débil y auxilian al corrupto. Al pobre le expolian con impuestos, le expropian su vivienda, le dejan desprotegido con la sanidad y fomentan la ignorancia de sus hijos encareciendo la educación pública. En cambio, no les tiembla el pulso con el tramposo, auxiliándole con amnistías, archivando y haciendo prescribir los casos “peliagudos” y flagrantes y manteniéndoles en puestos de responsabilidad. Y si la cosa sale mal, si roban más de lo debido o de lo “adecuado” (véase caso Bankia), lo pagamos los ciudadanos. Los funcionarios entre ellos. Culpables de sus desmanes y disparates.

Cuatro: porque el cinismo que les caracteriza sólo está a la altura de la incompetencia que destilan. Cuando hablan de “apretarse el cinturón”, ustedes se desabrochan el pantalón para poder seguir tragando del dinero ajeno. Cuando se explican con el “han vivido por encima de sus posibilidades”,  quieren decir que los que tienen derecho a “vivir por encima de sus cualidades” (morales e intelectuales) son únicamente ustedes. Y más cosas. Porque de lo burdos que son sus eufemismos provocan desde risa hasta tristeza pasando por una infinita indignación.

Cinco: porque los verdaderos culpables de la crisis son ustedes. Ustedes han avalado el crecimiento de una burbuja que eran conscientes de la inminencia de su explosión. Han sembrado la geografía española desde Canarias a Finisterre pasando por Baleares y Extremadura de corrupción, mamoneo, nepotismo, favoritismo y amiguismo. Han sido ustedes los que han derrochado nuestro dinero en: aeropuertos sin aviones, monumentos sin héroes, pabellones sin balones y celebraciones sin trofeos. Si existiese la justicia: deberían de responder por esta falta de diligencia y por esta alevosía interesada en el robo.

Seis: porque los funcionarios somos los que estamos cara a cara con la gente. Es más, somos la gente. Sí, las personas, no simplemente un puñado de votantes que meten papeles sucios en una urna hueca que les legitima (o eso se creen) para jugar con nuestras vidas y exprimirnos como a naranjas. Los funcionarios somos el bombero, el maestro, el policía, el médico…todas las personas que hacen justo lo contrario que hacen ustedes: hacer que un país llamado España vuelva a ser lo que era antes de que la avaricia les poseyera. Sin ustedes, un país puede funcionar (como se ha visto en Bélgica), pero sin nosotros, no hay nadie para curar, enseñar o proteger al ciudadano.

Éstas son algunas de las razones. Pero hay más, muchas más. Tantas como los casos de robos, injusticias, corruptelas, incompetencias y miedo con el que nos desayunamos delante de un periódico cuando alguno de ustedes aparece. Porque estamos HARTOS de que las mismas personas que nos imponen, mandan o coaccionan para que nos sometamos al dios AUSTERIDAD, profanan a su falso Dios viviendo en mansiones pagadas por el oprimido, usando móviles de última generación hechos del sudor ajeno y gastando los dineros de los españoles en viajes a desfiles de moda, cenas íntimas o vaya usted a saber en qué más.

Y hablo de lo que sabemos todos. De lo que no sabemos, no puedo hablar.
Así que les pido como favor tres cosas: no hablen de lo que no saben, callen cuando les entre una irrefrenable urgencia por mentirnos…y la última: dimitan. Váyanse a sus casas y den la oportunidad a otra gente de su partido, de otro o de ninguno para que nos saquen del pozo de mierda donde nos han metido.

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