Estimados señores políticos y fans de la CEOE:
Soy un miembro de un colectivo al que ustedes les gusta hostigar constantemente recortándonos el salario, insultándonos, llamándonos vagos (que, señorías, tiene su gracia que ustedes saquen el tema a colación) e incluso llegando a decir que sobramos. Soy un funcionario, miren ustedes por dónde. Llevo más de cinco años al servicio de la Administración y del ciudadano por ende. Orgulloso de serlo y creo que es por vocación de ser útil.
Miren, les voy a decir una cosa
antes de proseguir. Los que sobran sus ustedes. No les echaríamos de menos si
dejasen sus escaños y se fuesen…pongamos a Parla. Y les voy a explicar el
porqué de estas delicadas palabras (podrían ser peores, créanme):
Uno: porque se les vota para que busquen soluciones, no para que nos
distraigan con rencillas de colegio con el partido en la oposición/gobierno.
Son incapaces de darnos ninguna. Y cuando alguien que es “contratado” para
cumplir con su cometido, no responde, se le despide. Sí, lo que ustedes
pregonan a los cuatro vientos. Eso que llaman: productividad. Nula en ustedes.
Dos: volviendo a la incapacidad, ustedes de
lo único que son capaces es de generar malestar
en la población. Se escudan en que son órdenes dadas desde Europa. Si se
les votó a ustedes y nos dicen que es Europa la que manda: ¿para qué están de
intermediarios? ¿Para qué nos sirven si no es para malgastar el dinero del ciudadano? Y digo malgastar porque no nos
sirven para nada.
Tres: porque se supone que un gobierno
democrático y moderno está para defender al débil. Para ser justo con el
honrado e implacable con el corrupto. Y ustedes hacen justo lo contrario: se ceban con el débil y auxilian al
corrupto. Al pobre le expolian con impuestos, le expropian su vivienda, le
dejan desprotegido con la sanidad y fomentan la ignorancia de sus hijos
encareciendo la educación pública. En cambio, no les tiembla el pulso con el
tramposo, auxiliándole con amnistías, archivando y haciendo prescribir los
casos “peliagudos” y flagrantes y manteniéndoles en puestos de responsabilidad.
Y si la cosa sale mal, si roban más de lo debido o de lo “adecuado” (véase caso
Bankia), lo pagamos los ciudadanos.
Los funcionarios entre ellos. Culpables de sus desmanes y disparates.
Cuatro: porque el cinismo que les caracteriza sólo está a la altura de la
incompetencia que destilan. Cuando hablan de “apretarse el cinturón”, ustedes
se desabrochan el pantalón para poder seguir tragando del dinero ajeno. Cuando
se explican con el “han vivido por
encima de sus posibilidades”, quieren decir que los que tienen
derecho a “vivir por encima de sus cualidades” (morales e intelectuales) son
únicamente ustedes. Y más cosas. Porque de lo burdos que son sus eufemismos provocan desde risa hasta tristeza
pasando por una infinita indignación.
Cinco: porque los verdaderos culpables de la crisis son ustedes. Ustedes han avalado
el crecimiento de una burbuja que eran conscientes de la inminencia de su
explosión. Han sembrado la geografía española desde Canarias a Finisterre
pasando por Baleares y Extremadura de corrupción, mamoneo, nepotismo,
favoritismo y amiguismo. Han sido ustedes los que han derrochado nuestro dinero
en: aeropuertos sin aviones, monumentos sin héroes, pabellones sin balones y
celebraciones sin trofeos. Si existiese la justicia: deberían de responder por esta falta de
diligencia y por esta alevosía interesada en el robo.
Seis: porque los funcionarios somos los que
estamos cara a cara con la gente. Es más, somos
la gente. Sí, las personas, no simplemente un puñado de votantes que meten
papeles sucios en una urna hueca que les legitima (o eso se creen) para jugar con nuestras vidas y exprimirnos como
a naranjas. Los funcionarios somos el bombero, el maestro, el policía, el
médico…todas las personas que hacen justo lo contrario que hacen ustedes: hacer
que un país llamado España vuelva a ser lo que era antes de que la avaricia les
poseyera. Sin ustedes, un país puede funcionar (como se ha visto en Bélgica),
pero sin nosotros, no hay nadie para curar, enseñar o proteger al ciudadano.
Éstas son algunas de las razones.
Pero hay más, muchas más. Tantas como los casos de robos, injusticias,
corruptelas, incompetencias y miedo con el que nos desayunamos delante de un
periódico cuando alguno de ustedes aparece. Porque estamos HARTOS de que las mismas personas que nos imponen,
mandan o coaccionan para que nos sometamos al dios AUSTERIDAD, profanan a su
falso Dios viviendo en mansiones pagadas por el oprimido, usando móviles de
última generación hechos del sudor ajeno y gastando los dineros de los
españoles en viajes a desfiles de moda, cenas íntimas o vaya usted a saber en qué
más.
Y hablo de lo que sabemos todos. De lo que
no sabemos, no puedo hablar.
Así que les pido como favor tres cosas: no hablen de lo que no saben,
callen cuando les entre una irrefrenable urgencia por mentirnos…y la última:
dimitan. Váyanse a sus casas y den la oportunidad a otra gente de su partido,
de otro o de ninguno para que nos saquen del pozo de mierda donde nos han
metido.
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