martes, noviembre 13, 2012

MONÓLOGO: "LAS GALERÍAS DE ARTE"


En la vida hay momentos épicos y luego está la primera vez que vas a visitar una Galería de Arte. Las Galerías son como el “Pasaje del Terror” pero con el taquillero en plan sosainas. Bichos, haberlos haylos también.  Además dan un miedo de cojones, no os penséis. Nunca sabremos cómo llegamos a aceptar la invitación de ese ex amigo friqui de zapatillas con la cara de un conejo y con gafas de pasta color caca:

-        Antonio, hay una Exposición de Arte Moderno, ¿te vienes? – una de las premisas para que le acompañes es que debes de ser moderno o al menos, parecerlo.
-        Sí, cojones, ¿cómo no voy a ir? Cagonlaputa, sensible que soy yo. No iba a aceptar, amos home!!! – mientras piensas si Chopin era un músico, un fontanero amanerado o el cine que llevaba Paquita la del Barrio.

Al final lo sueles arreglar con la única frase rara de cojones que conoces: “Sí, he oído hablar de que el artista: se reinventó a sí mismo”. La única pega es que ese hombre lleva criando malvas desde que tu abuelo llevaba chupete, así que el único invento reinventado que llevó a cabo fue el de estar enterrado boca abajo. Sí, el enterrador también era un artista con la botella de orujo.

La primera vez que entras a la Galería, te sientes como Lady Gaga en el pozo del tío Raimundo: desorientado, confuso y con miedo. No, allí no hay gente rara…son lo siguiente: ¿habéis visto alguna vez a un tío de barba con una gorra? ¿Y si os digo que la gorra la lleva puesta en la barba? ¿Alguna vez os pondríais el traje de Mortadelo debajo de una toquilla? Bueno, pues allí, se lleva mucho. Es lo más.

Se sabe de un visitante que fue multado por escándalo público por ir con ropa de Zara. Los viajes interestelares existen. No, amigos, Stephen Hawkings no estaba fumado. Ni tocaba la armónica. Tampoco desayunaba enebro mezclado con ginebra. Este señor entró en una Galería de Arte y quedó atrapado en los baños. Desde allí sigue escribiendo los libros por miedo a salir del váter.

Porque los baños de una Galería de Arte empiezan a volverse peligrosos cuando esa Galería lleva el apellido de “Moderno”. Sí, tú prueba a mear o a lavarte las manos. Os aseguro que nunca seríais capaces de imaginar lo difícil que puede ser distinguir la taza del váter del lavabo. La última vez que entré, había un tío cagando en la cisterna.

Es el único lugar del mundo donde entras a hacer tus cosas y sales con un chino colgado de la chepa susurrándote cosas en la oreja. Sí. Para empezar, joder!! Un lavabo es un lavabo…pero allí es un sofisticado mecanismo creado por un alien cabrón. Para empezar, no sabrías ni cómo abrir el grifo. Alguno me llamará paleto…que si blablablá, que seguro que hay un pedal o una palanca para abrir el agua:

Mirad. No me seáis listillos…pisé el pedal antes de que el soplete de detrás del espejo me quemase las cejas. Sí, ahora no tengo pelo ni en el púbis… Y esa palanca…digamos que no era una palanca en sentido estricto. El señor de Mérida que me sonreía, discreparía al respecto. Pero agua no daba, joder.
Al final sales de allí confuso…y cuando crees que no puedes estarlo más, conoces a Boris Jiménez. Sí, todos se llaman igual: un nombre raro al principio y un apellido español: Malthus Álvarez, Antoine López….Iker Jiménez era uno de ellos. Raro de cojones. Le conocí cuando pintó su cuadro más famoso: “La Psicofonía del Chotacabras”.

Al tal Boris, como buen artista, se le entendían pocas palabras. Es más, no se le entendía una mierda…pero todo el mundo asentía. Claro, yo hacía lo mismo: sí, sí es cierto, los Etruscos son hiperclorofílicos y eternos, el Hedonismo es como la sangre de una cabra abarruntada…cosas así.
Me debí pasar asintiendo un día porque cuando me desperté por la mañana, Boris estaba sentado en mi cama con un tanga de la Pantera Rosa y una bandeja de canapés de soja. Así que aprendí a no asentir siempre. Ahora escucho la COPE para saber decir que no.

Y así, tras situación surrealista y situación más surrealista, al final conoces a alguien normal: un extraterrestre que se perdió por Fuengirola y se quedó a vivir en la Tierra. Os aseguro que no encontraréis a nadie que hable más claro que el puto bicho.

2 comentarios:

  1. Me muero, es buenísimo!! Gracias por escribir esto, es genial. Un saludo.

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    1. Me alegro que te haya gustado este Monólogo, danaide. También disfruté mucho mientras lo escribia, jajaja. Es sorprendente cómo se le puede ir a uno la olla cuando tiene ganas de reir. Y eso es lo que me pasó.
      Si quieres y te gustan los monólogos, tengo más en el Blog. Ya me contarás qué te parecen. Un saludo.

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