jueves, junio 13, 2013

MONÓLOGO: LA PLAYA

MONÓLOGO: LA PLAYA

Ya llega el verano.

Con los calores y los sofocos, los seres humanos de dos patas (y los de tres) nos vemos impelidos a correr como alma que lleva la Merkel, a los arenales ibéricos. También llamadas “playas” o “pa la costa, Pepe”.
Las playas son el lugar donde te encuentras a la misma gente de siempre pero con menos ropa.

-Coño, Antonio! Cuánto tiempo! ¿Qué es de tu vida?
-Ná, vivo en el mismo rellano que tú en el piso. Desde la pared oigo cómo celebras los goles del Barsa, cabrón. Pero sí, así de vista, vista…creo que desde que bajaste la basura con la bata de tu suegra.

Pones a todos los vecinos de tu edificio, al tío de los colchones que te despierta los domingos, al tendero que te tima con la fruta y a las paisanas más cotillas, en un mismo autobús. Colocas el cartelito de “a Alicante” en el parabrisas. Cantáis todos la canción de “El Señor Conductor no se Ríe” (no, no se ríe jamás. Eso sí: se caga en vuestra puta madre por la fanfarria insufrible que le habéis dedicado durante horas). Un rato después ya estáis todos: Manolo, Pepe, Antoñita, la Paca, Manolita “la del barrio” y toda la plebe, en la playita.

Los primeros momentos son clave. Desde que pisas la arena a cuando miras de reojo alrededor a ver si hay alguien más blancucho o blancucha que tú:
-Jojojojo!! Mira, Manuela. Psstt!!! Esa parece albina. Parece una cartulina blanca desteñida (eso sí, tú la camiseta aún no te la quitas por si acaso también estás “falto de color”)

El siguiente paso es poner la sombrilla: algo así como cuando Armstrong pisó la luna, pero sin trompeta, claro.  También sin bicicleta ni dopado.

La posición correcta es: levantas la barbilla. Estiras el brazo. Clavas la sombrilla en la arena. Escuchas el grito. Miras abajo. Pides perdón a la señora con bigote del bañador a la que has banderilleado. Vuelves a levantar la barbilla. Y por fin: te pinchas el pie y gritas.

Una vez puesta la sombrilla, las hamacas, sacado el salchichón (el que no va dentro de la bolsa) y bebido una caja de cerveza…llega la hora del bañito.
También hay un ritual para ello. Comienza desde el momento en que metes la tripa para dentro hasta que se escucha un “cagondios” muy sonoro cuando metes un pie en la orilla.

Es importante estar preparado para el primer baño. Cuanta la leyenda que uno, por bañarse una hora y cincuenta y nueve minutos después de comer, se le cortó la digestión. Hay que meterse poco a poco: el pie, la pantorrilla, la lorza izquierda, la derecha…y tirar al niño para ver si no hay medusas.
Una vez dentro del agua es cuando te das cuenta de que has llegado al Nuevo Mundo. Un mundo que nada tiene que ver con el que está repleto de toallas en la orilla.

Hay una serie de personajes a evitar:

1.    El más peligroso de todos es el llamado “Mitch Buchanan” o “Vigilante de las Pavas”: se le distingue rápido porque es el único que se baña con medallones de oro, pulseras de la Primera Comunión y lleva las cuentas del Rosario. El peligro estriba en que es dado a hacer piruetas al lado donde estás buceando para lucirse. La víctima suele acabar tullida o con magulladuras por metal. También es dado a hacer como que nada muy rápido (en las variantes: sprint del fumador o baile del perrito) y arrollar a la gente pacífica.

2.    La “ballenato”: señora gruesa tendiendo a muy gorda que siempre la tienes delante, nades donde nades. Su uniforme es un bañador de una pieza hecho de franela y un gorro de baño con rulos.Puedes estar a mil millas náuticas, que siempre te la encontrarás. Suele aparecer cuando no miras e inevitablemente, cuando nadas, te chocas con su culo. Mirada socarrona, gesto ruin y ademanes so-cabrones. Suele acabar en “guantazo a mano revenía” o “capón por hundimiento manual”. Dentro del agua oyes el ya famoso “ma tocao el culo, sinvergüenza”.


3.    El “fabricante de dodecaedros” o “poligonero de doble capa”: se caracteriza por llevar los calzoncillos por dentro cuando se baña. Se los suele quitar para andar por la calle. Es tan alternativo que en la ducha va de traje y corbata. Te ataca mediante la “técnica del grito la grulla” (ya tá, ya tá, ke voy tó looooco!!) o la de “la avutarda epiléptica” (es propenso a aspear los brazos y sacarte un ojo, incluso muerde a veces)

4.    Y aunque haya más, no puede faltar “Mister Thursday” o “señor jueves”. Es la variante de “el ballenato” pero en señor de gafas, enjuto pero con barriga prominente. Es el mismo señor que te sueles encontrar tanto en las paradas de autobús como en los funerales leyendo el Marca. Hay una media de dos en una playa. Colocados en sitios estratégicos: donde más joda a los bañistas. Que vas nadando para entrenarte: aparece. Que te sumerges en el agua para bucear: allí está. Que corres porque te persigue un tiburón: no corras porque entorpecerá tu huída.

En la orilla hay más personajes. Como he dicho son radicalmente diferentes y más numerosos, por lo que sería absurdo clasificarlos. Empezó a hacerlo Darwin y huyó a las Islas Galápagos. Por algo sería. En los libros se dice en numerosas ocasiones que no era tonto el chaval.
Terminaré, enumerando los mandamientos o normas a cumplir en una playa si quieres pasar desapercibido y que no te confundan con un afiliado al PP o al PSOE:

a)    Un buen playero mete la barriga cuando se cruza con una mujer joven. Si son dos, la mete más (la barriga). Y si son tres o más, debe de imitar a un faquir con Parkinson.
b)    Un buen playero se lleva la tele, el DVD, el Blu-Ray e incluso el PC de sobremesa: nunca se sabe si va a haber un partido amistoso del Elche, si van a salir los números de la Bonoloto o el premio del iPad que te prometieron en un mail de Ruumanía.
c)    Un buen playero, jamás, jamás se deja el balón de Nivea en casa. Cuanto más grande y molesto sea el balón, más daños colaterales podrá causar…ergo más espacio le dejarán para su toalla.
d)    Un buen playero debe de ir siempre con una radio enorme. No se permiten cascos o auriculares. Eso es de urbanitas y gente rara que bebe el café en taza. Si además es de cassette, mejor. No consta que existan CDs de Camela o de Los Chichos.
e)    Y, por último. Un buen playero, debe de estar preparado para no morir de inanición o sed. Dentro de su kit debe de haber un machete para cazar jabalís playeros, una tortilla Europea (la española quedó pequeña), un melonar entero, dos neveras y un cordero lechal cocinado en Valladolid.

Creo que con esto os podréis hacer una idea de por qué suelo ir con un trabuco y montado a caballo a la playa. Hay peligros y situaciones inimaginables desde que pones un pie en la arena. Os dejo que me acabo de caer del caballo otra vez. Espero no haberme tropezado otra vez con “un ballenato”…

JAVIER ADDALI ÁLVAREZ
13 de Junio de 2013



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