miércoles, febrero 19, 2014

"Las Aventuras y Desventuras de un Humano Informado en el Siglo XXI"

Desde hace algún tiempo para acá, he dejado de leer exclusivamente la prensa. De vez en cuando, echo un ojo por encima a los titulares. Punto. Ni que decir tiene que la televisión y la radio (¿qué es eso?), las pongo en el mismo plano. 

Cuando le prestaba atención al triunvirato de medios, a veces me daba la sensación de que un gnomo recluido en un zulo se dedicaba a confeccionar la misma noticia de forma invariable. Sin salirse del guión que le dictaban sus captores. Una vez hecha, el formato era lo de menos: la envolvía en papel de estraza, la publicitaba y la mandaba por Amazon a un montón de niños jugando a ser periodistas.

Un viejo amigo siempre decía: “ya que nos están lloviendo ostias, qué menos que saber cómo es la nube”. Mi amigo es muy vehemente. Y no le culpo. Nos están haciendo a todos los españoles más vehementes a pasos agigantados. Y los que ya lo éramos, nos hemos saltado el estado de indignación para pasar al de la rabia. 

Quizás sea paradójico afirmar que no leo la prensa (ni la televisión ni la radio) y decir que quiero informarme. Lo que quiero decir es que la información está en el conjunto, no en los medios a los que nos canalizan como a borregos. Me explico. El saber está hecho de retazos de sucesos y jirones de sentido común. De criterio propio. Leer. Ver. Tocar. Sobar la sabiduría que tenemos a nuestro alcance: Internet, titulares, opiniones, blogs, redes sociales, etc…

Hemos llegado al punto en el que la desidia, la apatía o la rendición absoluta son muy tentadoras. Cuando bajas los brazos, cuando sientas de nuevo el culo en el sofá, cuando te tumbas en el sofá…la sensación de alivio retorna a tu cuerpo. No te sientes mal porque pones el transistor y dejas que hable esa vocecilla interior del “no-es-tu-puta-guerra-que-lo-hagan-otros”. Es tentador como he dicho mecerte en la hamaca de lo aséptico y lo indoloro. Pero es una receta ineficiente. Porque al final, estés tumbado, sentado o escondido debajo de la cama, los problemas acaban por encontrarte.

¿Qué tiene que ver entonces el “saber” con lo que acabo de contar de los problemas? 
¿Por qué narices hago alusión a la prensa, la radio, la televisión o los medios?

La primera cuestión es fácil: si conoces los problemas, si sabes quién o quiénes son TUS problemas, siempre hay margen para que dejen de serlo. ¿Cómo? Rebatiendo, pensando, no dejando que te engatusen con sus hipnóticas palabras y gestos de populismo barato. Como ciudadano, pero sobre todo como persona, es tu DEBER ser racional. Tener criterio.

La segunda pregunta (que está relacionada con la primera) se responde sola. Si quieres tener criterio. Si no quieres ser un ignorante o un títere en manos de unos pocos, es tu OBLIGACIÓN buscar el conocimiento a través de todos los medios que tengas. Y no son solamente los tradicionales. No son los mayoritarios (generalmente, éstos no te llevarán a lo que es…sino a lo que determinados “poderes fácticos” quieren que sea)…en realidad son ninguno y todos.  Si estás informado, te habrás dado cuenta del “baile” de directores puestos a dedo en los periódicos españoles. O de la “criba” televisiva y radiofónica. Ellos quieren que veas, leas y oigas SU información (o desinformación, mejor dicho).

En la era de la globalización y de Internet, tenemos, prácticamente un acceso ilimitado a la información, comenzando desde la Wikipedia o Google hasta llegar a las ediciones electrónicas de las noticias y los agregadores de las mismas. Antes, se podía decir que el problema estribaba en acceder a la información. Ahora el mayor inconveniente es saber filtrar ese exceso y distinguir lo “verdadero” de lo “inventado”, el “rumor” de lo “fiable”. Para ello, la solución es  simple y ardua: informarte desde varias fuentes, páginas, noticias y opiniones (algunas contrarias a tu ideología política o ética). En resumidas cuentas: mamar de varios sitios y después componer el puzle poco a poco.

Y, acabando, diré lo que decía casi al principio: es tentador el no saber, dejar que otros piensen por ti, flotar en los nimbos de la ignominia o enterrarte vivo en el ostracismo. En realidad, así se lo estás poniendo fácil a los que quieren pastorearte como al ganado. Así lo desean.

Si quieres ser una oveja, olvida todo lo que he escrito: no va dirigido a ti. Si en cambio, quieres ser una persona (con el sentido y responsabilidad que conlleva): te ruego  encarecidamente que inviertas tu vida en aprender, en informarte, en ayudarnos al resto a saber y a compartir lo que sabes. Una sociedad formada e informada es un pueblo próspero. 

Y un pueblo próspero siempre tendrá una oportunidad en este montón de mierda de corrupción global y avaricia al que llamamos “Mundo”.

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