lunes, abril 29, 2013

La otra Crisis: la CRISIS DE VALORES


¿Quién no ha oído hablar de la Crisis?
 
De los efectos devastadores de una "prima de riesgo" que no es prima, ni cuñada ni tan siquiera familia (a pesar de su familiaridad en las noticias). 
Del termómetro de un país a través de su respectiva Bolsa, que subiendo o bajando parece que nos cambia la rutina del día a día. 
Se nos bombardea constantemente con noticias cargadas de miedo. De amenazas, de malos augurios, de futuros inciertos y decadentes... 
También leemos con asombro en reiteradas ocasiones algo repetido hasta la saciedad. Una especie de maligno mantra o un dogma de fe indiscutible: todo lo que nos está pasando es por nuestra culpa. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. 

Y como en la fábula de la Cigarra y de la Hormiga, se nos castiga con el invierno de una economía fría e inhumana. Un mecanismo atroz que siega vidas y amputa futuras esperanzas. 
Sí. Eso es lo que se nos repite una, dos, tres,....miles de veces para que de la misma forma que un niño aprende una poesía, nosotros interioricemos nuestra incomprensible culpabilidad. 

Pero ni tú ni yo hemos tenido toda la culpa. Y digo toda, porque parte de lo que está sucediendo lo podíamos haber evitado entre todos. 
¿Cómo? No callándonos. Señalando con el dedo a los culpables. Protestando. Saliendo de la comodidad del hogar a la calle...en definitiva: no habiendo sido testigos por omisión o comportándonos con justificada autocomplacencia. 

¿Por qué nos hemos comportado así? ¿Por qué no hicimos nada? 
La respuesta a estos dos interrogantes así como del origen de la Crisis (económica) deriva de otra Crisis mayor. Una Crisis infravalorada, obviada y tapada: la Crisis de Valores que estamos viviendo hoy en día. 
Tenemos un vacío de liderazgo, de personas que nos sirvan de ejemplo, que sean auténticos guías del camino de la honradez o la humanidad. No existen o no les conocemos. 
No hay Ghandis, Teresas de Calcuta, Kennedys... Desaparecieron con sus ideas sufriendo la erosión del capitalismo y del "libre" mercado. 

Hoy en día tenemos toneladas de mediocridad mezcladas con quintales de pillaje, corrupción e ineptitud mezquina. Estamos en la época de las palabras huecas, desprovistas de contenido e investidas de legitimidad financiera o de mayorías absolutas: todo es así porque el dios dinero lo manda. Es inevitable, ineludible e irresistible (como se decía en una serie de ciencia ficción de hace unos años: cualquier resistencia es fútil). 
Hemos pasado de los líderes a los títeres. Unas marionetas movidas por los hilos del dinero y del poder a la sombra. 

A la ineptitud y a la desidia se le suma con excesiva facilidad, la corrupción. El dinero fácil cueste lo que cueste y a quien cueste. Porque en la sociedad actual no está mal visto el robo, al contrario. Estamos en la cultura del "todo vale" y no existe el castigo para el rico. 
La corrupción lleva sus tentáculos, a continuación, a las esferas de la Justicia, haciendo que sea implacable con el honrado y ciega con el poderoso. 

Y una sociedad carente de Valores, de modelos, de ética y de castigo...nos lleva a un juego donde las cartas de la baraja están marcadas y las trampas se multiplican por doquier. 

No hay árbitros que premien o castiguen. No hay Trofeos más que los que cada uno pueda coger para sí, legal o ilegalmente. 
No hay Sociedad porque el individuo siempre está por delante. La minoría sobre la mayoría. El poderoso sobre el honrado....el "todo vale" sobre el "yo debo". 

...y ésta es la Sociedad a la que hemos llegado. Un grupo artificial y artificioso de personas a las que llamamos "país", "comunidad" o "pueblo" unidas entre sí por el chicle mascado de la picaresca y la idiosincrasia del pelotazo a toda costa.

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