domingo, mayo 18, 2014

"Universo Alternativo" (Fragmento de un Relato)

Al mismo ritmo que Simón se iba acercando al oscuro conductor, algo está cambiando en el transcurso de los acontecimientos, varios años atrás. Sutilmente, casi con delicadeza, pequeños detalles van sufriendo pequeñas modificaciones en cascada, haciendo que los cambios sean más y más notables de lo que iba a pasar. O mejor dicho, de lo que pasó la noche del atropello de María.

Cuando Simón, emprendió de nuevo el camino, después de desmembrar al camionero y bucear bajo las aguas, rumbo al noroeste, una noche luminosa de 1982, empieza a hacerse más y más oscura. La luna se oculta entre las nubes y María empieza a sentirse insegura al cruzar la carretera del Campus Universitario, así que, aprovechando que ve a un grupo de estudiantes caminando junto al estanque, decide atajar por el sendero.

Piensa una vez más en el futuro, en Simón, en su padre y en lo que va a ser de ellos. Cómo les dirá que está embarazada. Si alguna vez podrá terminar sus estudios en la Universidad. Todos esos pensamientos, hacen que al pasar junto a un viejo y sucio vehículo aparcado, no se fije en una persona que está detrás del volante observando a la gente que cruza la Calle Comercial. No nota que unos ojos rojos la están mirando.

En el momento preciso en el que mira pensativamente los escaparates, dos manzanas más allá de donde fue o iba a ser atropellada, un motor ruge en un callejón. El mismo callejón donde dos enamorados van a morir ahogados y aplastados por los escombros en una tormenta del futuro. El conductor farfulla unas palabras ininteligibles y, soltando el embrague, se dirige a la calzada.
No enciende las luces del turismo. No quiere ni que le vean, ni ser visto.
María está a punto de cruzar la calle, cuando una señora cargada de bolsas, se tropieza con ella. Un montón de ropa, envuelta en papel y en bolsas de regalo, se desparrama por el suelo. Se intercambian unas frases de disculpa y recogen el contenido.

Un coche con las luces apagadas pasa a toda velocidad por el paso de peatones. A punto está de atropellar a un señor que está cruzando en ese momento con su perro. Nadie ve la matrícula del vehículo. Nadie nunca sabrá más de él.


Y mientras tanto, décadas más tarde, un ser de ojos luminosos, que no respira, camina entre las aguas de un gran lago al pie de las montañas que rodean la ciudad. Ni las corrientes de agua, ni la turbiedad, consiguen impedir un avance lento, pero inexorable hacia una casa de sucesos macabros e inhumanos. Inhumanos como él.

2 comentarios:

  1. ¿Esto es tuyo, compañero? Quiero leer más :)

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  2. Anónimo9:32 p. m.

    Eres un grande...!!!! Quiero leer mas....!!!! Equipo Ja.....!!!!

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