martes, octubre 10, 2017

ESPAÑA: "Abriendo la Caja de Pandora"

La “Guerra de Trapos” (como decía mi admirado abuelo Cipriano Álvarez) que estamos viviendo los últimos días, comienza a ser muy preocupante. Estamos inmersos en una surrealista batalla de símbolos en balcones, tejados, calles y plazas. Y nos olvidamos de que detrás de los símbolos hay una realidad cada vez más escondida: las personas. No critico el sentimiento de unión y de pertenencia a un grupo inherente a la simbología. Lo que discuto firmemente es el mensaje de exclusión que llevan implícitas las banderas del hoy (armas), no las “banderas de nuestros padres” (pegamento). Ahora que sabemos que detrás de las banderas hay personas…veamos qué hay detrás de las personas porque eso no está tan claro.

Hemos llegado a un punto al que llamo "reducción a la dualidad" (un poco pedante, pero tiene una explicación): han convertido nuestras vidas y nuestras ideas en una especie de Mardrid-Barsa. Todo es blanco o negro. Rojo o facha. Nacionalista o Patriota. En este discurso no caben las zonas grises que hay entre el blanco más oscuro y el blanco más claro. Creo que el interés en radicalizarnos al extremo es intencionado: calles de Valencia plagadas de nazis que sacuden a los que no piensan como ellos y plazas de Barcelona a la caza de españoles.

Si hice una cosa buena en mi infancia (y adolescencia) fue aprender de los mayores escuchando. Todos tenían cosas que decir. Y casi todas ellas muy interesantes y didácticas si sabías leer entre líneas. Todos coincidían en una cosa: antes de la desastrosa Guerra Civil, se "preparó" a la gente para una confrontación ideológica llevada al extremo más perturbador. Sin cuestiones. Sin meditación. Sin calma. Sin diálogo. Sin cerebro. Sólo vísceras, palos y rabia. El malo era el que pensaba diferente. Y todo valía para acallar las “hirientes” palabras que no coincidieran con las suyas. 

Y en ello estamos. 
Un violento movimiento fascista despertado por la irresponsabilidad de un Gobierno inconsciente y que ha salido de su asquerosa vida latente cual virus. Me niego a ser equidistante cuando se anteponen los puñetazos a la razón en nuestras calles. No puedo serlo porque menos de cuarenta años después ya les tenemos ahí con nuestra bandera de España ensuciada por simbología nazi, con su maldita apología del terror y con consignas desenterradas de una fosa de la que jamás esas palabras debieron de volver a salir. 

Deseo de corazón que todo este cúmulo de despropósitos cese: un Gobierno corrupto al que le encantan las cortinas de humo, un hombre de paja de la burguesía catalana (también encantado de esta tosca maniobra de distracción que casualmente es anterior a la publicación de las cuentas en Andorra el 1 de enero de 2018) y muchas dosis de ineptitud, rabia contenida y voces inteligentes acalladas por medios de comunicación que gritan más fuerte…

No hemos aprendido absolutamente nada. Me quedo con una frase que leí en algún sitio:
“Hay tres clases de personas:
- Las que hacen que las cosas pasen.
- Las que miran las cosas que pasan.
- Y las que se preguntan qué pasó”.

jueves, octubre 05, 2017

Carta a un amigo catalán: "LAZOS QUE SUMAN"

Buenos días, paisano:

Me dirijo a ti como conciudadano y sobre todo como amigo. 
Crees que no nos conocemos, pero no es así: me ves todos los días y nos hemos cruzado varias veces por la calle, comprando el pan, haciendo cola en el cine, animando a nuestro equipo o incluso tomando una cerveza en un bar y haciéndole comentarios a la tele. 

Anónimo paisano y potencial amigo, tengo que decirte algo porque si no, nunca más volveremos a vernos de la misma forma ni en los mismos sitios. Nos cruzaremos sin darnos los buenos días. Me empujarás en la cola del cine, me increparás cuando vaya a la panadería…e incluso dejaremos de ser del mismo equipo de futbol. Nos pelearemos sin saber por qué. Te insultaré sin tener la razón. O, peor aún, nos juraremos odio eterno porque gente a la que no deberíamos de haber conocido, así lo decidió por ti. Y por mí.

Tenemos que empezar a pensar en lo que nos une (que son muchísimas más cosas que las que nos quieren hacer creer que nos hacen diferentes). Somos paisanos, joder. Gente con ganas de trabajar. De que nuestros hijos vivan en paz sin odiar a ambos lados del Ebro. 

No caigamos en SU discurso. Estamos en un momento clave en nuestra Historia como nación. Tú, yo y nuestra gente…hemos vivido juntos capeando crisis, librando guerras, pasando penurias, arrimando el hombro cuando uno de nosotros estaba mal. Por favor, no dejemos que nos jodan dos imbéciles con ínfulas de salvadores. De esos a lo largo de la Historia han aparecido muchos. Les llaman “salvapatrias” y siempre hacen acto de presencia cuando nadie les necesita. Ellos no unen. No suman. Saben dividir y restar. Y lo hacen muy bien.
Yo quiero seguir siendo tu paisano. Tu vecino. Poder ir a verte sin usar el pasaporte ni que nos separe una frontera.

Hagamos juntos un ejercicio de reflexión por dos minutos y pensemos:
- ¿Quién y qué ganaría con una separación entre dos pueblos que están condenados o bendecidos para ser hermanos?
Sólo piensa en eso. Por favor. Mi respuesta la tengo clara. Medita acerca de la tuya.

Nuestro país no es perfecto y ambos lo sabemos. Pero es el nuestro y eso no lo podemos cambiar, ¿no crees? Nos ha dado muchas cosas buenas: una Educación, una Sanidad y un puñado de oportunidades (algunas aprovechadas y otras malogradas). También tiene sus cosas malas: leyes mordazas, violencia gratuita, violencia machista, injusticias sociales, desahucios, etc… y entre todos tenemos el deber moral de ayudar a arreglar las cosas que no nos gustan un pelo.

¡Pero TODOS! Un buen capitán jamás deja el barco hasta que todos sus compañeros están a salvo. No me parece valiente (perdón por la expresión) abandonar el barco sabiendo donde está la avería y que se salve quien pueda.
Nosotros ayudamos a Cataluña cuando estabais mal dándoos infraestructuras para Barcelona 92, negociando con la industria, haciendo el AVE, el Cercanías, las autopistas... (sin ir más lejos, en León por ejemplo no tenemos eso y hemos sabido ser solidarios y lo hemos comprendido bien). 

Te habrán dado clases de Historia. Y supongo que aparte de la Historia de tu región también te hayan enseñado que el resto tenemos mucha que mostrar y de la que presumir. León fue un Reino. En Extremadura nacieron conquistadores. Galicia tiene su Camino de Santiago plagado de mil historias en cada uno de sus cientos de kilómetros. Asturias su valentía. Andalucía, Madrid, Valencia, Canarias, Baleares…todos tenemos Historia. Y nuestras particularidades, idiomas, costumbres…y eso nos hace GRANDES. La diversidad da el fruto de la Cultura no pone barreras ni discrimina. Vuelvo a repetirte: SUMA. No resta. Y eso es lo que quieren hacer, amigo mío. Presentarnos nuestras diferencias como muros de Berlín. Como alambradas de Trump. No les creas. Es SU farsa.

Tengo que decirte que no le veo ningún sentido a separarse en un mundo global del año 2017, de verdad. Y menos cuando nos necesitamos entre nosotros ahora. Se llama solidaridad. Muchos no tenemos la culpa de las posibles injusticias que ves por tus calles o a tu alrededor. También los padecemos el resto, paisano. Y dejarnos solos con ellos no es ni valiente ni solidario. Sólo te pido la MISMA solidaridad que os dimos cuando os tendimos la mano.
Hablan del “Ellos. Nosotros. Ellos. Nosotros”. Y ese es el problema: ellos son nosotros y nosotros somos ellos. Yo viví allí en Cataluña. Y hay catalanes viviendo aquí. No pido el DNI para saber de donde es cada cual. La única diferencia entre las personas es que unas construyen y otras destruyen. Prefiero construir. Nunca he sabido hacer otra cosa. 

Así que, paisano…amigo anónimo: CONSTRUYAMOS. Sé que es más fácil destruir con mentiras que construir de verdad. Pero, créeme: cuando acabemos ese arduo trabajo de arreglar lo que otros han jodido, lo podremos celebrar con orgullo.

lunes, septiembre 11, 2017

Microrrelato: "El Túnel".

Otra vez me he quedado dormido.
No sé qué me está pasando estas últimas noches, pero descanso fatal. Desde que me separé, es como si ella se hubiera llevado mi televisión, mi coche, mis discos y mis sueños. Literalmente. Sólo me he quedado con un montón de recibos y un puñado de fotos olvidadas debajo de una botella de ginebra.
Los sueños que tenía en esta vida eran muy diferentes a lo que me encuentro todas las mañanas delante del espejo del baño. No soy un inconformista ni una persona excesivamente ambiciosa. Deseo un poco más que la media y espero de mí mismo bastante menos que la mayoría. He demostrado que mis, relativamente razonables, objetivos a largo plazo suelen quedarse a medio camino entre lo inalcanzable y lo imposible. Así que, así transcurren estas calurosas noches de principios de verano: durmiendo mal, pensando mucho y queriéndome más bien poco.


El día que empecé a darme cuenta de que las pesadillas no se tienen sólo apoyado encima de una almohada sudada, o vomitando sangre, fue en este mismo vagón de Metro. Ahora no hay nadie, pero juraría que antes había una veintena de personas sentadas aquí. No estoy seguro porque estaba profundamente dormido cuando las cosas empezaron a ponerse…feas. Aquí, paradójicamente, descanso mejor que en mi cama.
Parece que hablo de algo remoto, pero esto sucedió hace unas pocas horas.
No sé si ahora el tiempo se mide en días, semanas, meses o puñeteros segundos. Todo es muy distinto. Más de lo que me gustaría reconocer. Supongo que los seres humanos nos adaptamos. O eso he leído estando borracho de cojones encima de una revista de esas que salen mujeres en pelotas y chistes de viejos. Sí, algo como “el ser humano está preparado biológica y psicológicamente para adaptarse al cambio” y mierdas de esas que se leen en las cajas de galletas chinas.


Seguramente el mismo tipejo que escribió esa gilipollez esté muerto. Espero por su bien, que así sea. No tendría que ver lo que he visto ahí arriba. Nadie debería de haberlo visto…pero, siempre he sido una persona que camina a contrapié, así que cuando todos salen de una fiesta en la que reparten condones, yo entro a comerme la basura. Y cuando llegan los funerales, siempre me sientan en los bancos de la primera fila.
Así soy. Quiero que os situéis bien y que conozcáis un poco a este gilipollas que está contando esta historia de locos. Si pudierais verme no os creeríais ni la mitad de lo que os digo. La ropa que llevo puesta no es la de un catedrático ni la de un puto abogado de corbata larga y picha corta. Así que si sois de los que juzgáis a las personas por su aspecto, podéis ir ya cerrando este libro e iros al infierno. Allá vosotros.
Los que os quedéis, espero que no os moleste el olor de esta botella de bourbon del malo. La he mezclado con más alcohol para ver si me muero de una jodida vez. Y he llegado a la conclusión de que con la que hay montada allá arriba, no me matará ni el matarratas.
Como os he dicho ya, siempre me colocan en la primera fila de los funerales. Así que allá vosotros, ¿de acuerdo? Bien, reconozco que llevo un pedal de puta madre, así que intentaré no hablar más de lo necesario o acabaré llorando en vuestro hombro maldiciendo a mi exmujer y a los discos de Eros Ramazzotti.
Cuando veáis que me desvío del tema, avisadme o no me daré ni cuenta. Cuando estoy así suelo hablar mucho y mezclo cosas. No soy un escritor ni tampoco soy un profesional de las letras.
Bien, allá voy...

Esta mañana me había levantado de la cama como de costumbre: roto, con una resaca de mil demonios y confuso. Muy confuso, en realidad. Había salido ayer del trabajo con los que llamo “el Equipo B” (una suerte de compañeros de lo más variopinto: un soltero empedernido, un adicto a los divorcios y dos o tres tíos de su padre y de su madre. No teníamos nada en común excepto la pasión por las juergas). Creo que eran más o menos las ocho cuando cruzamos la puerta de nuestro trabajo rumbo al pub de abajo. El-de-los-soportales le llamábamos porque lo habían  abierto en los bajos del complejo de oficinas.

De anoche, ¿qué decir? Me acuerdo de más bien poco. Sólo que se nos fue de las manos todo en algún momento más allá de las dos de la mañana. O de las tres. Por las magulladuras en los nudillos, deduje que habría sido una caída fortuita o vete a saber qué. Cuando uno está en estado de embriaguez pueden ser muchas cosas o ninguna.
No me acuerdo ni de cómo abrí la puerta anoche, voy a acordarme de eso…

- La memoria de un alcohólico es caprichosa, Raúl – me había dicho ese capullo de los diez diplomas en la pared. Hace mucho que no sé nada de ese idiota…creo que desde que me separé. O algo antes, tampoco me acuerdo de eso ni me importa. Me sentaba, hablaba yo, y él sostenía una libreta. Podría haber estado anotando lo que le decía o simplemente, haciendo la lista de la compra. Pero de vez en cuando, la puñetera Ley de la Probabilidad estaba de su parte y me soltaba lo que llamaba “perlitas de sabiduría espontánea”.
En eso había acertado. La memoria de alguien que bebe más que la media, es caprichosa, ¡joder si lo es! Me acordaba de la talla del sujetador de esas dos con las que me lo monté abajo en el portal. Incluso cuál de las dos era mejor haciendo una buena mamada. Pero no recordaba cómo metí la llave en la cerradura. Ni cómo (las luces del rellano se habían ido fundiendo. Primero una. Luego dos. Y desde hacía una semana, las tres. Nadie había dado parte al presidente de la comunidad…porque ese “nadie” era un borracho que vivía sólo en el quinto). Así que…o  la misma ley de la probabilidad estuvo de mi parte anoche, como lo estuvo aquel día en la consulta con el empollón de los diplomas, o alguien me abrió la puerta. No lo creía.
Aun así, aspiré el olor de la almohada en busca de alguna fragancia femenina. Tampoco había ninguna prenda olvidada ni en la habitación, ni en el baño (ya tenía una colección de media docena de bragas y tres calcetines sin pareja). No solía invitar a nadie a subir desde hacía meses. Pero como he dicho, cuando uno lleva un pedo importante, es  capaz de alistarse a la guerra en Ukrania. O de pedirle un canuto a un poli.
Después de dar varias vueltas por toda la casa (la cabeza me estallaba y suplicaba que los efectos del paracetamol y del zumo de tomate me hicieran efecto pronto, joder), llegué a la conclusión de que ni había ido a Kiev a pegar tiros, ni a pedirle uno a un madero.

La respuesta definitiva a todas mis preguntas no llegó hasta después del desayuno. Concretamente, cuando bajé a la calle. Y no, la jodida Ley de la Probabilidad no estaba de mi parte. Como más tarde comprobaría…




martes, septiembre 05, 2017

IRPF. Ganancias patrimoniales. Determinación del valor de adquisición.

Se ha dictado por el TEAC una importante resolución (RG 00/03961/2016, de 2 de febrero de 2017) en un procedimiento de unificación de criterio tramitado al amparo del artículo 229.1.d) segundo párrafo LGT.
Trata la resolución la cuestión de la consideración de un valor de adquisición de cero euros en el cálculo de ganancias patrimoniales cuando el obligado tributario no ha acreditado ningún precio de adquisición.

El TEAR distingue entre que el elemento patrimonial se haya adquirido a título oneroso o a título lucrativo, para acabar concluyendo que:

- Si la adquisición del elemento patrimonial trasmitido se produjo a título lucrativo, mediante transmisión intervivos o mortis causa, la Administración debería haber tomado como valor de adquisición en virtud del artículo 36 LIRPF el valor real del inmueble, pero nunca el de cero euros, quedando legitimada la Administración para acudir a los medios de comprobación de valores que regula el artículo 57 de la LGT. Por lo tanto, si en estos casos la Administración hubiera considerado un valor de adquisición cero euros, la Administración estaría infringiendo abiertamente un precepto de una norma legal, el artículo 35 LIRPF.

- Si la adquisición lo fue a título oneroso, alguna cantidad se pagó o algún coste tuvo el elemento patrimonial y, en consecuencia, algún valor de adquisición tiene que tener. En este caso,  aunque en un principio y como regla general la carga de la prueba recae sobre el obligado tributario,  no pesa sobre él de forma exclusiva,  atendiendo a los principios de facilidad probatoria o proximidad a las fuentes de la prueba,  apreciación conjunta de las pruebas practicadas y valoración del esfuerzo probatorio realizado,  por lo que si la Administración,  en particular tratándose de bienes inmuebles,  tomara como valor de adquisición el de cero euros sin haber utilizado los medios de prueba que razonablemente obran o pueden obrar en su poder,  se estaría infringiendo un precepto de una norma legal,  el artículo 35 LIRPF,  precepto que está obligada a aplicar y del que no puede prescindir.

Si, por el contrario, consta que la Administración ha utilizado los medios de prueba que razonablemente estaban a su disposición, no se le podría hacer ese reproche de infracción del artículo 35 de la LIRPF, pudiendo incluso quedar abocada en algún supuesto a la utilización de valor de adquisición de cero euros.
En este sentido,  téngase en cuenta que tratándose de bienes adquiridos a título oneroso,  la normativa del IRPF no contiene referencia alguna al valor real o de mercado de los elementos patrimoniales,  de modo que el valor de adquisición solamente puede ser el importe efectivamente satisfecho a un tercero (más gastos efectivos adicionales y menos amortizaciones) o los desembolsos efectuados en caso de construcción del mismo,  y su determinación se debe realizar según reglas generales de la prueba,  sin que proceda realizar las actuaciones de comprobación de valores previstas en los artículos 57,134 y 135 de la LGT.
Y todo ello sin perjuicio de la posible concurrencia de supuestos de dilaciones no imputables a la Administración o de interrupción justificada, a efectos de determinar el plazo máximo de duración de los procedimientos de aplicación de los tributos, y de la eventual aplicación del régimen sancionador.

Al margen del criterio fijado por el TEAC, interesa destacar dos cuestiones:

1. Que la resolución se dicta pensando en particular en los supuestos de transmisión de inmuebles, en los que ordinariamente existe información en poder de la Administración que permitiría realizar requerimientos de obtención de información más detallada.
2. Que subyace en el criterio fijado y en la argumentación utilizada por el TEAC (incluidas las referencias normativas) la idea de que los requerimientos citados tienen cabida en las facultades previstas en el procedimiento de comprobación limitada.

La podéis encontrar en:  BDD 3.2.8.2.1 RTEAC 3961/16

martes, julio 18, 2017

"Desmantelando la Agencia Tributaria Española"

Hay que desmentir ante la ciudadanía, una vez más, las falsas afirmaciones de la Secretaria de Estado de Función Pública, Dª. Elena Collado Martínez, en nombre del Gobierno de que la tasa de reposición de la Agencia Tributaria es del 183%, lo que supondría 487 plazas adicionales a las que le correspondería, ya que la tasa de reposición del 100% serían "solo 588".

Es sorprendente que difundieran como gran éxito la asignación extraordinaria de 2150 plazas para 2017 y 2018 en la Agencia Tributaria para reforzar la lucha contra el fraude fiscal, la economía sumergida y el blanqueo de capitales, y que ello iba mucho más allá de las 1.000 plazas adicionales, que estábamos solicitando los sindicatos de la Agencia Tributaria, por responsabilidad en un plan plurianual que permitiera recuperar los 4.000 trabajadores perdidos estos últimos años. Hay que denunciar que en la Agencia Tributaria se puede llegar a producir un colapso si no se incrementan sus efectivos y no se produce una reestructuración desarrollando el Acuerdo de Carrera Administrativa de la AEAT; esta reposición de efectivos no incrementa el gasto público, dado que por cada euro invertido en medios personales y materiales en la Agencia Tributaria revierten al Estado más de 20 euros, mediante el incremento de la lucha contra el fraude fiscal y la recaudación y el Gobierno lo sabe.

Esa Secretaría de Estado reconoce ahora que la oferta extraordinaria se limita a 487 plazas en 2017 y ninguna en 2018, año en que la cifra se ciñe únicamente a la tasa de reposición, es decir, a la sustitución de la pérdida de efectivos en 2017.

Pero incluso teniendo en cuenta la cifra de las 487 plazas adicionales también manipula los datos, ya que acudiendo a los criterios de tasa de reposición que establece la propia Ley de Presupuestos, y que debería conocer la propia Secretaría de Estado de Función Pública, aunque solo fuese por ser su competencia, la simple comparación de la plantilla entre 2016 (24.839 trabajadores) y 2015 (25.429 trabajadores), arroja una pérdida de 590 trabajadores. Si en esa comparación, tal como indica la Ley, no se computan los empleados fijos procedentes de "ofertas de empleo público o reingresados desde situaciones que no conlleven la reserva de puestos de trabajo", la cifra se sitúa en más de 700 trabajadores de pérdida, por lo que la tasa de reposición es muy superior a los 588 que afirma.

Si a eso se añade que la oferta "extraordinaria y adicional" aprobada en el Real Decreto-ley, no es adicional a nada ya que la oferta ordinaria de empleo no asigna ninguna plaza a la Agencia Tributaria, se ve claramente cómo se ha jugado con la ciudadanía con el objetivo de aparentar una apuesta decidida en la lucha contra el fraude que en realidad supone alrededor de 300 trabajadores más para la Agencia Tributaria entre 2017 y 2018, lo cual resulta sólo una operación cosmética y difundida a bombo y platillo, pero sin contenido real, ya que para recuperar los 4.000 trabajadores perdidos se van a necesitar con estas "medidas extraordinarias" más de 20 años.

La pregunta es si el Gobierno es cómplice de una decisión que impide luchar contra el fraude fiscal y aduanero, perjudicando el Estado de Bienestar, o es una decisión de una malabarista que ocupa un puesto de alta responsabilidad en la Administración Pública y que no aporta todos los datos a la mesa de negociación de la Agencia Tributaria para no desvelar las artimañas que encubren la ausencia de medidas de refuerzo en la lucha contra el fraude, utilizando una mesa de negociación más amplia y global que, al no disponer de información adecuada, no pueden discutir y comprobar sus datos.

El Gobierno debería explicar en sede parlamentaria los motivos por los que permite que día tras días la Agencia Tributaria pierda medios que dificultan su lucha contra la economía sumergida, el fraude fiscal, el blanqueo y la fuga de capitales. No se trata de recaudar siempre de los mismos, es decir asalariados y pequeños empresarios, sino que hay que poner los medios para combatir a los grandes defraudadores.

Debemos recordar que cuanto mayor sea la eficacia de la Agencia Tributaria en la lucha contra la economía sumergida, el blanqueo de capitales y la evasión fiscal, menor será la carga impositiva que el ciudadano tendrá que soportar y el déficit público que el Estado y, por ende, todos los ciudadanos tenemos que asumir.

Se adjunta evolución del personal de la AEAT desde 2008:

Fecha        TOTAL   Funcionarios Laborales
31-12-2016 24.839 23.348 1.491
31-12-2015 25.429 23.869 1.560
31-12-2014 25.742 24.125 1.617
31-12-2013 26.231 24.569 1.662
31-12-2012 26.962 25.268 1.694
31-12-2011 27.613 25.814 1.799
31-12-2010 27.880 25.965 1.915
31-12-2009 27.755 25.884 1.871

31-12-2008 27.951 25.867 2.084

FUENTE: SIAT y MEMORIAS DE LA AEAT.

Pérdida total de trabajadores desde el año 2008 hasta el 31/12/2016: 27.951 - 24.839 = 3.112 (11,1 %)


Se prevé que en el año 2017 se pierdan alrededor de 700 efectivos y para el año 2018 alrededor de 1.000 efectivos, entre jubilaciones y otras causas.












lunes, abril 17, 2017

NOVELA: "La Revolución de los Hombres Huecos"



“En un futuro no muy lejano, la Civilización ha sobrevivido a la Gran Guerra. Se ha instituido bajo la forma de una descomunal macrociudad llamada Normalización, y sometida a la tiranía de las Dos Estirpes (la familia de los Aletto y la de los Akronen). Una de las Normas a la que están sujetos todos los Ciudadanos, es el HappyBless: una delirante y superficial Red Social, en la que cada uno de ellos, tiene que demostrar ser "el más feliz". Los últimos clasificados ("Los Doce") son castigados con el Borrado (una Muerte en Vida, en la que todo lo referente a ellos, se elimina para siempre). Jimmy2134 (el favorito a Campeón del HappyBless), esconde un peligroso secreto. Pero, al parecer, no es el único que quiere escapar a “Mundo Exterior”. Y la "Máquina de las Predicciones" del viejo Marius10, no tiene buenas noticias al respecto: la contrarreloj ha comenzado y a la ciudad no le queda mucho tiempo. Además, el tirano Darko Aletto (el Multivenerado As Supremo) y “el Escorpión” les acechan desde la sombra.
Es demasiado complicado dejar de ser un Hombre Hueco en Normalización...pero, ¿y si encuentras un artefacto del siglo XX que te da una pista de cómo escapar de la Cúpula?”.
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domingo, enero 22, 2017

“SOMOS LAS PERSONAS QUE VIVIMOS DENTRO DE UNA CAMISETA”

Levanté la vista del periódico.
El titular me había parecido tan pueril, tendencioso y malintencionado que el desayuno amenazó con escapárseme de mi estómago. Era increíblemente tosca la asociación de ideas que pretendía hacer creer al lector: inmigrantes eran igual a parásitos menos oportunidades de trabajo multiplicado por delincuencia dividido por justicia.

Me conmocionó tanto leer primero el titular y luego el montón de mierda camuflada de caracteres de imprenta, que me apresuré a ducharme, vestirme y sacar por enésima vez la pancarta que tenía escondida en el armario para ocasiones así. Esa que rezaba “STOP MENTIRAS. SOMOS PERSONAS, NO TÓPICOS”.

Nada más bajar por las escaleras del viejo edificio donde vivía, me topé con dos vecinos jóvenes que habían venido hacía relativamente poco a vivir al primero-efe-escalera-dos-puerta-tres. Era una pareja gay exquisitamente educada, respetuosa…y por lo poco que había hablado con ellos, muy culta. Como íbamos todos con prisa sólo me dio tiempo a saludarles con un escueto buenos días y seguí mi camino escaleras abajo hasta salir a la calle. Allí, cerca de mi portal me llamó la atención un grupo de gente…en realidad cuando me fijé más, me di cuenta de que en realidad eran dos. Dos grupos que habían marchado por las calles y habían confluido justamente cerca de la puerta de mi portal. A tenor de los gritos, la escena no presagiaba nada bueno…

Me acerqué con cautela y me fijé en que ambos grupos se diferenciaban por las camisetas de sus miembros. Unas eran oscuras con unas letras blancas y otras eran blancas con unas letras negras. Estaban discutiendo precisamente acerca de lo que acababa de leer en el periódico hacía escasos minutos:

-          Venís a robarnos – clamaban unos.
-          El racismo es la causa más fácil. Venimos a vivir porque donde nacimos no nos dejan hacerlo en paz.
-          Sois diferentes. No os integráis.
-          No lo somos. En nuestro país hacíamos las mismas cosas que hacéis vosotros: teníamos un trabajo, una casa, un coche, una religión, que aunque diferente, en esencia nos exigía lo mismo que la vuestra…y teníamos también medios de comunicación.
-          Seguramente estaban manipulados. No procedéis de un país democrático como el nuestro. Aquí nuestra prensa, nuestro internet…incluso nuestra radio son democráticos e independient…
-          Sí. Lo estaban. Estaban manipulados. Allí decían que vosotros, los que vivís aquí, sois personas despiadadas, ruines y diferentes. Y cometimos el error de creer eso: desde la distancia es más sencillo creer lo que alguien dice que ha visto lejos. Es más fácil hacer eso que viajar y comprobarlo por ti mismo.
-          Me estás dando la razón. En tu país no nos queréis.
-          En el vuestro tampoco somos bienvenidos. Al menos no por gente como vosotros…¿y sabes por qué? Porque no nos conocéis. No os habéis molestado en saber ni tan siquiera algo de nosotros porque lo que dicen de nosotros en los medios es que somos unos asesinos y unos parásitos del trabajo. Y estáis equivocados: venimos porque al igual que vosotros, hemos nacido del vientre de una mujer. Respiramos. Comemos y bebemos. También nos preocupan nuestros hijos. Y condujimos coches de alta gama. Viajamos tan lejos como nuestro dinero nos permitió…y sobre todo, estamos hechos de lo mismo que vosotros: carne, alma, odio y amor.
-          Pero sois a todas luces diferentes: vestís diferente, coméis diferente y practicáis una religión diferente que fomenta la violencia contra el diferente.

En ese punto me acerqué a ellos. Y sin decir nada les señalé a ambos sus camisetas. A continuación le dije al inmigrante que leyera lo que decía la camiseta del “adversario”:

-          Pone: “NUESTRO PAÍS PARA NUESTROS PAISANOS”.
-          Bien, usted, el de la camiseta blanca de letras negras…lea lo que pone la camiseta que tiene enfrente.
-          “TODO SER HUMANO MERECE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD”.
-          De acuerdo…ahora hagamos una cosa: ustedes dos cámbiense las camisetas.
-          Pero…
-          Háganlo. Ahora – dije mientras inconscientemente blandía mi vieja pancarta. Los demás murmuraron algo inaudible. Al menos para mí…pero lo hicieron. Se cambiaron las prendas.

El efecto fue el que me imaginaba. Les rogué a todos que hicieran justo lo mismo con la persona que tenían enfrente. Mientras se daban las prendas todos tenían la mirada perdida…como ovejas sacadas de un redil del que jamás habían salido. Se sentían apabullados, confusos y, sobre todo, impresionados.

-          Cambiaos de lado de la calle. Los de las camisetas negras a mi izquierda y los de las blancas a mi derecha – y lo hicieron. Lentamente lo hicieron.

-          Bien. Ahora por último una cosa: defendeos. Argumentad lo que vuestras camisetas representan. Discutid como si vuestra vida fuera en ello…adelante.
Y por primera vez en sus vidas, las personas que estaban allí de pie, se dieron cuenta de algo. Era algo que aprendieron sin necesidad de palabras, enseñanzas densas o frases manidas: que la vida, que su vida, dependía del color de la camiseta que tuviera más a mano en la tienda del barrio. Y que si salían de esa zona y caminaban, vendían camisetas de múltiples colores que sólo tenían un objetivo: diferenciar a las personas que vivían debajo de ellas.

Unos minutos después, todos se quitaron las camisetas y las dieron la vuelta. Sin decir nada, se fueron alejando por las calles adyacentes a sus casas dispuestos a difundir la lección que habían aprendido. Que la única diferencia entre dos seres humanos aparentemente diferentes es el lugar donde nacen. El resto de diferencias las fabricaban los mismos que vendían camisetas en los periódicos. Eran diferencias artificiales que básicamente usaban un decolorante del color de la empatía y sobrescribían las verdades con falacias, que de tan pueriles que eran, parecía increíble que la gente las creyera.
Recogí mi pancarta del suelo donde la había posado. Saqué un rotulador y añadí al mensaje que ya estaba escrito:

“SOMOS LAS PERSONAS QUE VIVIMOS DENTRO DE UNA CAMISETA”.

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