Entrando en el siglo XXI, estamos empezando a ver cuáles son las consecuencias del Estado del Bienestar social. Dentro de los países avanzados, las necesidades primarias se van cubriendo (alimentación, vivienda, vestido) y como humanos que somos, nos vemos impulsados a crear nuevas necesidades para seguir viviendo. Éstas necesidades se van satisfaciendo a través de las cosas materiales y del hedonismo personal, placer por el placer.
Es comprobable cómo en las sociedades denominadas desarrolladas, el nivel de felicidad (en el caso de que sea medible), no se corresponde con el nivel de riqueza.
Nos vamos creando necesidades materiales en contraposición de satifacer las espirituales. No hay nada material en este mundo que pueda "saciar" la carencias espirituales.
Cada vez, se está tendiendo a una sociedad individualista en la que el sentimiento de unidad y de grupo se está erosionando. Vivimos en ciudades masificadas, llenas de gente, pero nos sentimos cada vez más solos, más aislados. El denominador común de las sociedades que nos han precedido fueron los valores de unidad (patritismos, fanatismos,...) que hacían que los individuos se conglomerasen dentro de una unión grupal vertebrada por los ideales.
El vacío espiritual de nuestros días se caracteriza por la carencia de valores, la inexistencia de ideales y el imperialismo monetario y capitalista. El capital lleva a la alienación de las personas que pasamos a convertirnos en peones de un sistema cuyo fin último es la riqueza por la riqueza, sin importar los medios por los cuales se llega a ella.
martes, septiembre 20, 2005
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