domingo, mayo 27, 2012

CUESTA ABAJO Y SIN FRENOS

La Crisis está llena de detalles y de momentos. No es una palabra etérea y abstracta (ojalá lo fuese) que sale en los telediarios y acaba con el postre de una comida frugal de un día de diario. Es algo más.

Desde que toda esta burbuja de codicia y porquería humana  por fin estalló, y cuando entre todos matamos a una gallina de los huevos de oro, que ya estaba muerta…los detalles del día a día han ido cambiando. Al principio de forma casi imperceptible, más adelante acelerada y a día de hoy, desbocada.
Casi todos tenemos conocidos que lo están pasando especialmente mal por las consecuencias de toda esta inmundicia humana de gente vestida con Armani, de Rolex robado a familias y perfumada con colonias caras incapaces de esconder el hedor de un alma muerta.

Ya me da vergüenza preguntar. No quiero saber nada. No quiero que la ética y la moral que me han ido inculcando se resientan. Se indignen. Me hagan salir a la calle con una antorcha e impartir la justicia que unos órganos politizados y corrompidos son incapaces (y reticentes) a ejecutar.

A veces, cuando te llama un amigo que acaba de perder el trabajo, cuando miras alrededor en una calle escondida de Madrid, cuando la gente que subía contigo en el ascensor la ves buscando en los contenedores…piensas que la vida se ha ido transformando en algo distinto. Todo el edificio comienza a desmoronarse desde la base. Honradez no es igual a bueno y esfuerzo tampoco lo es a éxito.

En cambio está la televisión, la prensa, la radio, Internet…unos medios que te permiten mirar mucho más allá de una calle escondida, más lejos que unos contenedores, debajo de un montón de cartones de miseria humana recubierta de azúcar glaseada. Y deseas que nunca se hubieran inventado esos medios porque aunque dicen que la información es poder, también añado que la información es perder. Perder la fe en la humanidad de las personas, en la incapacidad de ayudar al prójimo y en la avaricia ilimitada e infinita que nos lleva al camino de bajada al precipicio.

Ya me da vergüenza preguntar. Lo he dicho. Preguntar a alguien cómo le va, qué tal el trabajo, qué tal le trata la vida…porque la vida y los que la habitan, nos están maltratando. Esos habitantes tienen caras (y cara) y les vemos muchos días en los periódicos. Son fáciles de distinguir: son esos que te hablan y en realidad no te están diciendo nada. O te dicen totalmente lo contrario de lo que piensan. Son los responsables de lo que nos están haciendo.

Son los responsables de que esa anciana, a la salida de una boca de Metro, te pida desesperada dinero porque tiene nietos. Que te diga que tiene que pedir por ellos. Que nunca ha tenido que pedir dinero. Que ni siquiera en la Guerra Civil tuvo que hacerlo y ahora sí. Son los responsables de que esa anciana de unos ochenta años, te bese la mano porque le has dado dos euros.
Y esos responsables tienen que ser sacados de nuestras vidas. 

Cueste el precio que cueste.

martes, mayo 22, 2012

El MIEDO como HERRAMIENTA de CONTROL

Hace un tiempo, leí una frase pronunciada por un congresista o un senador norteamericano. Decía algo así como que “un Estado necesita algo que genere miedo, un enemigo. Y si no existe, hay que inventarlo. Un Estado sin un enemigo común, es un Estado débil”.

Estuve dándole vueltas a la frasecita en la cabeza. Al principio me pareció una frase sacada de una película de Chuck Norris o de Stallone del estilo de “el crimen es la enfermedad, yo soy la cura”. Una frase tópica. Barata. Exagerada. Una fantasmada, vamos.

Pero según pasaba el tiempo, las palabras fueron madurando en mi mente, la frase en su conjunto fue cobrando más y más sentido. Era la típica sensación de ver los retazos de un cuadro, al principio imposibles de interpretar, e ir, poco a poco viendo unas caras, unas casas, un río, y por fin el paisaje entero. “Habría que inventarlo”. “Enemigo común”. “Estado débil”.

Realmente, el miedo, aparte de ser una parte intrínseca de todos los seres vivos, una parte de nuestro ADN…es una herramienta. La herramienta más potente que existe para condicionar los actos de las personas. El miedo puede hacer que te quedes inmóvil, que corras, que calles, que grites, que generes más miedo al que te rodea…o que, como persona, como ser libre, quedes anulado.

La Historia nos da a conocer el uso que se ha dado del miedo por parte de las sociedades: colonialismo, imperialismo, religión, persecución, política…y un montón de “ones” e “ismos”. No pretendo hacer un ensayo acerca de la Historia del miedo, claro está.

Tan sólo quiero apuntar que ante  unos mismos métodos, se producen efectos similares.

¿A qué le tememos hoy en día? ¿Qué temen nuestros dirigentes? ¿Es el miedo hoy en día tan efectivo como antaño?

Como dije anteriormente, el miedo como herramienta de control es quizá el arma más antigua vigente y además efectiva que muchas instituciones sociales, religiosas y políticas, han encontrado para crear, a partir de allí, bases sólidas para sostener los pilares de su desarrollo. La cultura del miedo ha alcanzado hoy en día, un nivel aún mayor con la llegada a los medios masivos de comunicación. Me explico.

En nuestro país, el mayor miedo y preocupación, según las encuestas más fiables, es el empleo. El empleo como modo de subsistir y de cubrir las necesidades más básicas entre las que está la libertad del ser humano. Como las circunstancias (incompetencia política y económica) no ayudan a abordar y dar una solución al problema, es cuando los “generadores de opinión” (entes al servicio del que gobierna) CREAN otro problema. Otra fuente de miedo.

No hay que pensar mucho. Si encendemos la televisión, ponemos la radio o leemos la prensa…podemos percibir un auténtico bombardeo de noticias “inquietantes”, que producen “miedo”, “repulsa” u “odio”. Sentimientos que nos desvían del problema original: el paro.

Distintas temáticas son utilizadas para generar miedo, dramatizando el hecho en sí. Sin desmerecer la importancia que merecen temas como el cambio climático, la crisis económica, teorías del fin del mundo, es excesivo el enfoque terrorífico y espectacular que le dan los medios masivos. Los medios en propiedad de empresarios restringen las acciones de cualquier ciudadano y velan por sus intereses y no por los principios naturales del periodismo. Por lo que mediante diversos métodos engrosan los hechos, modifican estadísticas y crean, desde otra perspectiva, una realidad a su favor.

La guerra o la necesidad de tener un enemigo enfrente, fue el apoyo a la cultura del miedo en otra época.

George Orwell en su novela 1984 plantea la necesidad de los regímenes de tener un rival a quien temer y del cual la población se preocupe y así desviar la atención en lo que sucede dentro del régimen en sí. Durante la dictadura militar en nuestro país, el conflicto bélico con Inglaterra por las Islas Malvinas es un claro ejemplo.

Una sociedad asustada es manipulable, acepta cosas que jamás toleraría en un estado de tranquilidad. Por ejemplo: el aumento del control sobre el individuo, la pérdida de intimidad, medidas como abaratar el despido o aumentar la edad de jubilación.

Un Estado necesita algo que genere miedo, un enemigo. 

Y en ello están.

lunes, mayo 21, 2012

La Dictadura de las SIGLAS


Intentar apuntar a los culpables de la Crisis económica es inútil. Digo inútil cuando quiero decir vano, fútil. Parece que el conjunto de la población mundial, nos hemos dividido en varios grupos y grupúsculos: los indignados, los indiferentes, los cómplices, los resignados y los indolentes. 

Se han escrito ríos de tinta acerca de la Crisis. Poco hay que añadir a lo que ya se ha escrito. Cualquier palabra sería redundante. El tema de moda. La crisis del modo…pero cada uno de nosotros tiene su propia opinión. Su percepción personal. Un tema por ser recurrente, no deja de interesar, de afectar a nuestras vidas.

Mi particular punto de vista de lo que está pasando, no deja de ser la suma de la información de lo que he leído. De lo que he visto, de lo que he escuchado. De lo que percibo en el día a día.

Veo que, poco a poco, esta sociedad nos la están convirtiendo en una especie de libro de Orwell. ¿Quién nos la está convirtiendo? Los “dictadores de las siglas”. Grandes organismos disfrazados con letras del abecedario (su impersonalidad es tal, que son incapaces de dar la cara con un nombre completo). Hablo del FMI, del BCE, del BM, del G7, de la OCDE…y demás sectas de acrónimos. 

El libro comienza hace muchos años atrás. Poca gente se acuerda de cuándo estos dictadores se hacen con el control de la situación del mundo porque los deberes los han hecho de forma paulatina. Sibilina. Casi subrepticia. Muy poco a poco. Unos pueden decir que empezaron con Latinoamérica y otros pueden decir que con África. Pero lo que está muy claro es que no se han conformado: han “colonizado” Norteamérica y ahora están ya a las puertas de Europa.

El proceder de estos grupos (mafias) es similar al de los animales carroñeros. No he dicho depredadores aposta. Son carroñeros. Atacan a las presas (países o entidades) que dan muestras de debilidad y son incapaces de defenderse: bien sea por incompetencia, ignorancia o interés económico en mostrar su connivencia. Hablo en general de muchos países de África, hablo de muchos países de Latinoamérica, del Sur de Europa, etc. ..sólo hace falta leer un poco la prensa salmón.

Otra de las similitudes con los animales de carroña es que no atacan solos. Van en manada. Usan a otros para colaborar en el “ataque”: países, políticos, empresas y multinacionales. Su hábitat natural se llama “mercados financieros”. Ahí es desde donde “muerden” a los países débiles. No atacan frontalmente sino de forma encubierta, con máscaras en forma de ideales, de corrientes económicas y a través de su arma más potente: el MIEDO.

En un próximo post, hablaré de esto último: el MIEDO.

lunes, mayo 07, 2012

Nuevas MEDIDAS ANTIFRAUDE


El Consejo de Ministros dio el visto bueno el viernes a un anteproyecto de ley contra el fraude fiscal que, además de limitar los pagos en efectivo, reforma el sistema de módulos para frenar la emisión de facturas falsas.
Así, albañiles, carpinteros o transportistas no podrán aplicar este modelo de tributación cuando facturen más del 50% de sus operaciones a otros autónomos o empresas.

El sistema de módulos se creó para facilitar la tributación a los profesionales, autónomos y pequeños empresarios y ha derivado en un "nido de facturas falsas". Este modelo permite tributar en función de variables objetivas como los metros cuadrados de un negocio, el número de empleados o el consumo energético


Ello ha potenciado un fraude que consiste en que el modulero -cuya carga fiscal no depende de los ingresos o los gastos asumidos- emite facturas falsas para que otros empresarios se puedan deducir el IVA o reducir la base imponible en el impuesto sobre sociedades.
Para acabar con esta práctica, Hacienda prohibirá tributar por módulos a los autónomos que facturan más del 50% de sus operaciones a otros empresarios. 


Esta medida afectará solo a determinados colectivos "de mayor riesgo"como carpinteros, albañiles, fabricantes de artículos de ferretería o de carpintería, yeseros, fontaneros o transportistas que, a partir de ahora, deberán tributar por "estimación directa". 


Es decir, pagarán en función de sus beneficios reales. En cualquier caso, tampoco se verán afectados aquellos profesionales cuyos ingresos no superen los 50.000 euros, ya que Hacienda entiende que no tienen capacidad para asumir la mayor carga administrativa que supone salir del sistema de módulos.

Está previsto que esta medida se aplique a partir de 2013. Por otra parte, el anteproyecto contempla muchas otras iniciativas:

Incentivos al “chivatazo”

Dentro de los límites de pago en efectivo, quienes incumplan esta prohibición se enfrentarán a sanciones del 25% del valor del pago hecho en efectivo, y tanto el pagador como el receptor del pago responderán de forma solidaria de dicha infracción, por lo que la Administración podrá dirigirse contra cualquiera de ellos. Se fija, además, el deber de toda autoridad o funcionario público de denunciar los incumplimientos de los que tengan conocimiento en esta materia.

Si la denuncia procede de una de las partes que hayan intervenido en la operación, Hacienda no aplicará sanción alguna a esta parte si voluntariamente lo pone en conocimiento de la Agencia Tributaria dentro de los tres meses siguientes a la fecha del pago. Los intervinientes en estas operaciones en las que participe un empresario o profesional deberán conservar los justificantes de pago durante cinco años.
El proyecto contempla además que las deudas fiscales relacionadas con cuentas en el extranjero no prescribirán, por lo que la Agencia Tributaria podrá liquidarlas independientemente de cuando sean detectadas. Las rentas descubiertas que no hayan sido declaradas se imputarán al último periodo impositivo entre los no prescritos.

Cobro de deuda fiscal

Uno de los principales problemas de Hacienda es que descubre un gran importe de deuda tributaria que, sin embargo, no siempre llega a ingresarse. Para evitar vaciamientos patrimoniales o cambios de titularidad ficticios, "se adelantará el momento en el que se pueden adoptar medidas cautelares", como embargos. En los casos de delito fiscal, hasta ahora, la vía administrativa se paralizaba en el momento en que Hacienda enviaba un caso a la Fiscalía. Ello cambiará y se permitirá que la Agencia Tributaria lleve a cabo embargos en procesos penales.

Además, los sucesores de bienes patrimoniales recibidos antes de la liquidación de una sociedad deberán responder ante Hacienda. Ello evitará vaciamientos patrimoniales.

Además la Agencia Tributaria podrá tomar medidas cautelares para evitar que los deudores se declaren en situación de insolvencia o cometan un alzamiento de bienes para que Hacienda no pueda cobrar. En muchas deudas tributarias que están pendientes por delito fiscal o por expedientes de inspección de la Agencia Tributaria "el deudor se coloca en situación de insolvencia que impide su cobro después de procesos administrativos muy largos y procesos judiciales muy tortuosos".

Para evitar esta situación, Hacienda legislará para evitar la situación de insolvencia de los deudores con el objetivo de hacer efectivo el cobro de la deuda, con lo que se abre la posibilidad de perseguir y liquidar la deuda, las sanciones correspondientes y los intereses generados "en cualquier momento en el que fuera detectada". 


Administradores

Para evitar que las empresas no abonen las deudas tributarias, se establecerá por ley la responsabilidad subsidiaria de los administradores de las compañías cuando se pueda acreditar que no "existe intención real de pagar". Además, los socios de empresas también serán responsables de las deudas fiscales de entidades disueltas o liquidadas.

Inmobiliarias

La regla del IVA establece que, por norma, el impuesto lo abonan las empresas que venden un bien y, por tanto, cobran el IVA. Sin embargo, en determinadas operaciones inmobiliarias, ello facilitaba que ciertas sociedades se dedujeran un IVA que, sin embargo, nunca habían llegado a pagar. Por ello, la normativa recurrirá a la "inversión del sujeto pasivo" en caso de "transmisiones de terrenos rústicos o de segundas y ulteriores ventas de edificaciones". Ello significa que la empresa compradora solo podrá deducirse el IVA si acredita que ha ingresado el impuesto.

Empresas en concurso

En el caso de empresas inmersas en concursos de acreedores -antigua suspensión de pagos-, Hacienda diferenciará entre las operaciones realizadas antes y después de la declaración del concurso. Con ello, se trata de elevar la posibilidad de cobrar las deudas tributarias de empresas con riesgo de quiebra.

Mayores tasas


Para reducir la litigiosidad y evitar que las empresas acudan a los tribunales para "dilatar el cumplimiento de sus obligaciones", se fijan tasas judiciales que oscilan entre los 150 y 10.000 euros.

FUENTE: varias

Traficando con el MIEDO en el S. XXI

El documental El poder de las pesadillas de la BBC nos recuerda que «En el pasado, los políticos prometían un mundo mejor, tenían distintas formas de lograrlo, pero su poder y autoridad surgían de la visión optimista que ofrecían a su pueblo. Esos sueños fracasaron y hoy la gente ha perdido la fe en las ideologías. Cada vez con más frecuencia los políticos son vistos simplemente como administradores de la vida pública... pero ahora han descubierto un nuevo rol que restaura su poder y autoridad. En vez de repartir sueños, ahora los políticos prometen protegernos de las pesadillas.

Dicen que nos rescatarán de peligros terribles que no podemos ver y que no com-prendemos». Como respuesta a eso, el movimiento del 15M grita «Sin futuro, sin trabajo, sin miedo». 

El escritor Eduardo Galeano señala que vivimos en tiempos de miedo global: «Los que trabajan tienen miedo a perder el trabajo. Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo. Quien no tiene miedo al hambre tiene miedo a la comida. Los automovilistas tienen miedo de andar y los peatones a ser atropellados. La democracia tiene miedo a recordar y el lenguaje tiene miedo a decir. Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras. Es tiempo de miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. Miedo a los ladrones y miedo a la policía. Miedo a la puerta sin valla, al tiempo sin relojes, al niño sin televisor. Miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar. 

Miedo a la multitud, miedo a la soledad por aquello que uno ha sido. Miedo a morir, miedo a vivir». El temor se encuentra hoy en el centro de muchas de las dinámicas sociales y políticas. El pánico -una emoción primaria que nos hace primarios- se ha convertido en un marco de lenguaje dominante que refleja y explica muchas de las cosas que están pasando. 

En el otoño del 2001 fueron enviadas cartas que contenían esporas de ántrax a medios de comunicación y a los senadores demócratas Tom Daschley y Patrick Leahy. Como consecuencia, murieron cinco personas. 

El despliegue informativo acerca de estos asesinatos fue enorme. El 12 de octubre, por ejemplo, un reporte informativo de la CNN sobre el último caso de infección ocupó quince minutos (ese mismo día, los doscientos muertos civiles en un bombardeo anglo-estadounidense en Afganistán ocuparon un minuto de emisión). Asimismo, la británica BBC le dedicó tres minutos al nerviosismo generado en Wall Street y a la disminución de los índices bursátiles. 

El terror se fue extendiendo: el alcalde de Nueva York mandó aislar el Rockefeller Center; la población acudió en masa a comprarse máscaras antigás completamente inútiles contra el ántrax y a medicarse con sustancias que perdían su eficacia si eran tomadas a menudo antes de la infección; y se editaron pósteres en los que los agentes del FBI aparecían disfrazados de pesadilla de serie B. 
Diez años después, todo se ha olvidado. De hecho, la investigación sobre lo ocurrido recientemente publicada por el Gobierno estadounidense ha pasado desapercibida en los medios de comunicación. 

Y eso que desvelaba conclusiones novelescas: atribuía los envíos a un científico loco.
Una década es un largo periodo para los traficantes de miedo del siglo XXI. En estos diez años nos han atemorizado con muchos otros focos de aprensión. Y el último espanto, la crisis económica, está demasiado presente como para que nadie recuerde aquel supuesto «posible cataclismo mundial» (así lo calificó la CNN) que se quedó, como todos, en nada. 

Infundir temor ha sido siempre una buena táctica para controlar a las masas. El historiador Jean Delumeau, en su libro El miedo en Occidente, cita multitud de ejemplos del uso maquiavélico de esta emoción básica del ser humano. El miedo al demonio en la época de la caza de brujas o la mentalidad de asedio y el temor al desconocido en la Edad Media son dos prototipos de esta estrategia. 


Pero, desde principios del siglo XXI, el uso de esta táctica ha entrado en su apogeo. El movimiento nazi, por ejemplo, difundió unos falsos «protocolos de los sabios de Sión» según los cuales los judíos se iban a hacer con el control del planeta. Usando la alarma causada, consiguieron convencer a miles de personas para que iniciaran un exterminio sistemático de la supuestamente atemorizante etnia. 

En la época actual, todos tenemos en mente situaciones como la reciente invasión de Irak, instigada por el miedo a unas armas de destrucción masiva inexistentes o al terrorismo internacional o a la crisis económica… ¿por qué es tan eficaz ese arma como forma de manipulación? 

Una primera razón es el mayor calado de los medios de comunicación de masas modernos. Internet, prensa escrita y televisión son excelentes difusores de desasosiego colectivo. El asesor presidencial Gavin de Becker, autor del libro The gift of fear, analizaba el papel que juegan los medios de comunicación en el incremento de esa técnica de manipulación. Este investigador nos recordaba que las televisiones y los periódicos -especialmente los canales locales, más faltos de noticias- tienen tendencia a dar una visión del mundo poblada de delincuentes, violadores, pederastas... La tragedia vende y la información se convierte, a veces, en trasmisión de terror. Ese clima es usado, según de Becker, por «traficantes del miedo»: políticos, empresarios o grupos reli-giosos que usan el desasosiego paranoico para sus fines. Un ejemplo que pone este autor son las medidas inútiles que nos complican la vida (por ejemplo, las de los controles en los aeropuertos) que si bien no han servido para detener terroristas, han alimentado la percepción de inseguridad.

La otra causa quizás sea el grado de abstracción de los motivos de alarma en el mundo actual. En otras épocas, al ser humano le asustaban cuestiones muy concretas: enfermedades, guerras, hambre, catástrofes naturales… Hoy en día, el horror es difuso, líquido -en palabras de Bauman-. Si uno pregunta, por ejemplo, cuáles pueden ser las consecuencias finales de la crisis económica en la vida de un ciudadano medio, pocas personas podrán concretar su temor: todos tenemos desconfianza ante lo que está sucediendo, pero no sabemos a qué tenemos miedo exactamente. Otro ejemplo: en una reciente cumbre social celebrada en Roma. Se dieron a conocer los datos de una encuesta realizada a habitantes de las grandes ciudades y estos datos indicaban que la angustia domina las poblaciones urbanas: el 90% de los habitantes metropolitanos declaraba sufrir al menos algún tipo de miedo, y el 42,4% siente un «miedo muy fuerte»… en una época en la que la inseguridad ciudadana, las enfermedades y el hambre han disminuido su incidencia en esa población. 

«La única cosa de la que debemos tener miedo es del miedo», dijo en 1933 Franklin Delano Roosevelt. La sociedad, sin embargo, no le ha hecho caso. De hecho, se diría que la táctica del amedrentamiento es casi la única técnica de persuasión en el mundo moderno. Y así nos va. 

José Guillermo Fouce Fernández, doctor en Psicología, profesor Universidad Carlos III y Pontificia de Comillas y presidente de Psicólogos Sin Fronteras Madrid 
Luis Muíño, divulgador y psicoterapeuta.

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