jueves, agosto 16, 2012

REVOLUCIONES NO TELEVISADAS (Relato)


El humo del enésimo cigarro había transformado el ya de por sí, oscuro salón, en una calle de Londres a las doce de la noche. Había perdido la cuenta de los cigarros que se había fumado aquél hombre. El único testigo de aquel espectáculo de humo, fuego y nicotina era el cenicero que quedaba fuera del alcance de la vista de Javier. Debían de haber decenas de colillas muertas.

-       -    …y esa fue la historia de cómo empezó todo. Y cuando me refiero a “todo”, quiero decir  lo que ves todos los días desde que te levantas hasta que te acuestas. Esas cosas que das por supuesto, pero que antes de que nacieses no lo eran tanto – los ojos ocultos por la penumbra de la sala brillaban débilmente. Estaba llorando.

Los instantes que siguieron a la narración se llenaron de silencio. Un silencio tan profundo y denso como la mezcla de negrura y humo que envolvía la estancia. Javier quería preguntar miles de cosas que se le amontonaban en la cabeza pero el silencio que coronaba las palabras del viejo era tan majestuoso, tan sagrado, que temió profanarlo.

Algunas de esas preguntas eran acerca de cómo eran Rafael, John y Francois, de cómo se habían conocido, qué les impulsó a cambiar un mundo que se había muerto en vida, cómo era todo antes.

El viejo pareció percatarse de las dudas del joven que nerviosamente se frotaba las manos. Si había algo de lo que sabía era del comportamiento humano. Las reacciones. Los sentimientos. El lenguaje escrito. Pero sobre todo dominaba el arte del lenguaje mudo. Sabía que las mejores palabras de una persona son las nunca pronunciadas. Las que no se escriben y que si se pudiesen plasmar sobre un papel, sus frases serían libros enteros y su significado bibliotecas inmensas llenas de enciclopedias indescifrables.

Le recordaba a él en los tiempos en los que empezó a cuestionarse las cosas. Los problemas que provocó por su indignada curiosidad acerca de la disciplina. Nunca llegó a entenderla.

-        Sé qué quieres decirme. Conozco tus preguntas. Pero ten paciencia. Los signos de interrogación son difíciles de borrar…date cuenta de que tienen una forma curvada. Las exclamaciones son más fáciles de borrar…pero más difíciles de hacerlas olvidar. Así que aquí comienza tu turno de preguntas. Intentaré responderte a la mayor parte. Otras quedarán a tu libre interpretación…y la mayoría están por responderse aún. El futuro es vuestro, de los jóvenes. El pasado ya lo escribí yo…y el presente ya no existe.

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