viernes, septiembre 28, 2012

El poder de la EDUCACIÓN


A lo largo de la vida entera aprendemos, y si bien los años que vamos a la escuela son decisivos, al llegar a ella ya han ocurrido algunas cosas que serán definitivas en nuestra formación, y después de salir, toda la vida tendremos que seguir formándonos. Yo a veces hasta he llegado a pensar que no vamos a la escuela tanto a recibir conocimientos cuanto a aprender a compartir la vida con otros, a conseguir buenos amigos y buenos hábitos sociales. Suena un poco escandaloso pensar que vamos a la escuela a conseguir amigos antes que a conseguir conocimientos, y no puede decirse tan categóricamente, pero hay una anécdota que siempre me pareció valiosa. El poeta romántico Percy Bysshe Shelley, que perdió la vida por empeñarse en navegar en medio de una tormenta en la bahía de Spezia, fue siempre un hombre rebelde y solitario. Se dice que después de su muerte su mujer, Mary Wollstonecraft, llevó a los hijos de ambos a un colegio en Inglaterra, y al llegar preguntó cuáles eran los criterios de la educación en esa institución: “Aquí enseñamos a los niños a creer en sí mismos”, le dijeron. “Oh, dijo ella, eso fue lo que hizo siempre su pobre padre. Yo preferiría que los enseñaran a convivir con los demás”. 

A veces me pregunto si la educación que trasmite nuestro sistema educativo no es a veces demasiado competitiva, hecha para reforzar la idea de individuo que forjó y ha fortalecido la modernidad. Todo nuestro modelo de civilización reposa sobre la idea de que el hombre es la medida de todas las cosas, de que somos la especie superior de la naturaleza y que nuestro triunfo consistió precisamente en la exaltación del individuo como objetivo último de la civilización. En estos días me llamó la atención ver que las pruebas universitarias tienden a fortalecer sus instrumentos para detectar cuándo los alumnos que están presentando sus exámenes cometen el pecado de aliarse con otros para responder, y copian las respuestas. Pero tantas veces en la vida necesitamos de los otros, que pensé que también debería concederse algún valor a la capacidad de aliarse con los demás. ¿Por qué tiene que ser necesariamente un error o una transgresión que el que no sabe una respuesta busque alguien que la sepa? Conozco bien la respuesta que nos daría el profesor: en ciertos casos específicos estamos evaluando lo que el alumno ha aprendido, no lo que ha aprendido su vecino, y no podemos estimular la pereza ni la utilización oportunista del saber del otro. Todo eso está muy bien, pero no sé si se desaprovecha para fines educativos la capacidad de ser amigos, de ser compañeros e incluso de ser cómplices. Y dado que todo lo que se memoriza finalmente se olvida, más vale enseñar procedimientos y maneras de razonar que respuestas que puedan ser copiadas. 

EL CAMINO MÁS LARGO A CASA (RELATO CORTO)


Un día llegué a apostar con un amigo de la infancia  que ese hombre siempre había tenido el mismo aspecto desde que nació. Lo tomamos a broma pero ninguno de los dos sonreímos...ni siquiera nos cuestionamos la veracidad de la observación porque en el fondo, muy en el fondo sabíamos que había algo muy extraño en él.

Pero todo en esta vida tiene dos caras. Generalmente la cara buena suele ser la que está de cara al público. Se coloca en un escaparate con luces de colores y todo el mundo la admira y  se embelesa con ella...olvidándose de que detrás de ese escaparate hay una tienda en la que a su vez hay una trastienda donde se lava la ropa sucia y maloliente.

Pero esa es la cara mala, la que pocos se atreven a ver. Aunque lo más fácil es observarla con indiferencia y mirar a otro lado.
Incluso la persona más respetable, buena y sincera tiene una trastienda. Pero que la veamos o no depende de la mercancía que coloque en el  escaparate o de la intensidad de las luces ornamentales.

Pero si además de hablar de personas, hablamos de cosas o de lugares, la habitación secreta, se hace más secreta debajo de un ser mudo que no nos habla, que parece inocente, incluso puro...sí, en efecto, también las cosas tienen cubículos siniestros.

...de noche el parque era todo lo contrario. A pesar de la luz de las farolas...era un rincón casi tenebroso. Las sombras de los árboles se alargaban entre las pálida luz artificial y daba la impresión de que detrás de los matorrales había alguien o algo acechando.

Era un auténtico mundo paralelo. Cercano a la civilización y a la vez alejado por completo de ella. Un mundo cambiante, vivo, latente...y muchos adjetivos más para los que no existe trascripción en ningún idioma del mundo.
Las cuatro de la madrugada. Ni un solo ruido en el parque.
A lo lejos un tren errante emitía ásperos pitidos. Iba de una ciudad desconocida a otra bajo el manto negro de la madrugada.
Podía sentir el calor protector de unos pasajeros somnolientos. Leyendo, dormitando o incluso durmiendo profundamente... y a infinita distancia de ellos estaba yo. A la intemperie, sin la armadura de guerrero que me protegiese de las flechas del temor.

Al cruzar la zona de los estanques oí un sonido. Era una especie de murmullo apagado.
Procedía de la densa arboleda que rodeaba el estanque más alejado del camino. No vi nada en concreto pero creí haber visto una luz entre los troncos negros de los sauces.
El murmullo era constante, monótono, como la voz de un locutor desde una radio que estuviese dentro de un saco lleno de trapos sucios. Me sobresalté al pensar en ello.
En esa parte del sendero de tierra hacía frío. Los estanques parecían hacer disminuir la temperatura de una noche de verano varios grados.
Al pasar al lado de uno de esos troncos de dedos de madera pude apreciar con claridad el perfil de una diminuta cabaña del tamaño de cuatro cabinas telefónicas unidas por una sustancia gomosa.  A través de lo que parecía ser una ventana (que por el tamaño bien podría haber sido el ojo de buey de un barco) surgía una tenue luz blanquecina. La luz de una lámpara de neón pensé.

Y ese murmullo de hojas secas, monótono, distante, oscuro... no cesaba. Era como un riachuelo lleno de gravilla que serpentease entre la arboleda. “Proviene de la cabaña, esa es la fuente...y ahora estoy en su vertiente a punto de morir ahogado entre un montón de arenisca, polvo y las hojas secas que vienen hacia mí.”-pensé en ese momento. Sí, sentía ese frío cortante, eléctrico y seco que tienen los animales cuando merodean cerca un depredador.
De repente un crujido me sobresaltó.
Sonaba muy cerca de donde me encontraba. Si el hielo se pudiese congelar más, podría describir lo que fluía en mi interior en ese momento, que lejos de ser sangre se podría comparar con algo más denso y gélido.

Miré azorado a mi alrededor y me percaté de que lo que parecía ser una puerta desde esa distancia a la cabaña-de-las cuatro-cabinas-de-teléfono, despedía un fulgor blanco reflejándose en los árboles más cercanos a ella. Parecía luz, pero no lo era. Lo era y no lo era. Como uno de esos cromos-holograma que los mueves a los lados y cambian de imagen como por arte de magia. 

lunes, septiembre 24, 2012

OPERACIONES INMOBILIARIAS EN EL IVA (1)






EL URBANIZADOR DE TERRENOS. Concepto

Urbanizador es la persona o entidad que realiza las obras de urbanización de un terreno.

La consulta de la DGT de 16-03-2004, Nº 0646-04; la consulta vinculante de 28-01-2005, Nº V0102-05 y la consulta vinculante de 16-05-2006, Nº V0935-06, entre otras, consideran que el proceso de urbanización de un terreno es aquel que comprende todas las actuaciones que se realizan para dotar a dicho terreno de los elementos previstos por la legislación urbanística, como acceso rodado, abastecimiento y evacuación de agua, suministro de energía eléctrica, etc., para servir a la edificación que sobre ellos exista o vaya a existir, ya sea para viviendas, otros locales o edificaciones de carácter industrial.

El urbanizador es el promotor de la urbanización, puede ser propietario del terreno o no y puede realizar él mismo las obras de urbanización o contratarlas con una empresa constructora.

El urbanizador ejerce una función de carácter público, es un agente de la administración pública. El proceso de urbanización es una función pública que puede realizar la administración directamente, (sistema de cooperación, de gestión directa o de expropiación), o indirectamente a través de un mandatario (sistema de compensación o  de agente urbanizador).

Una manifestación del carácter público de estas instituciones es la facultad de expropiar terrenos a favor del ayuntamiento o de la junta de compensación o del agente urbanizador, en casos de no adhesión a la junta o de impago de derramas, obligatorias por la legislación urbanística, que sufragan los costes de urbanización.


EL EMPRESARIO URBANIZADOR DE TERRENOS. SISTEMAS URBANÍSTICOS.

Este urbanizador institucional, encaja plenamente en el concepto general de empresario o profesional definido en el artículo 5.Uno.a) de la Ley 37/1992, pues estos sujetos ordenan factores de producción materiales o humanos con la finalidad de intervenir en la producción o distribución de bienes y servicios (en el mercado), es decir, realizan actividades empresariales o profesionales. Ver consulta de la DGT de 16-03-2004, Nº 0646-04; la consulta vinculante de 28-01-2005, Nº V0102-05; las consultas vinculantes de 20-07-2005, Nº V1520-05 y Nº 1521-05 y la consulta vinculante de 29-06-2006, Nº  V1247-06, entre otras.
Por tanto son empresarios o profesionales urbanizadores:

-En el sistema de cooperación y en el de gestión directa es el ayuntamiento el que ejecuta la urbanización, siendo los costes de urbanización, en este y en todos los sistemas a cargo de los propietarios de los terrenos, que los aportan y asumen el coste de su urbanización.

-En el sistema de expropiación es el consorcio urbanístico (ente público generalmente constituido por la una comunidad autónoma y un ayuntamiento) el que ejecuta la urbanización. Los propietarios le transfieren el dominio de los terrenos vía expropiación y el consorcio ejecuta la urbanización, financiando las obras de urbanización con la venta de terrenos que ha recibido de los propietarios y entregándoles, una vez urbanizadas, las parcelas resultantes.

 La expropiación y la entrega de las parcelas resultantes, se instrumenta a través de una permuta, pues se paga la expropiación con derechos urbanísticos que dan lugar a las parcelas urbanizadas. Esta operación se conoce como expropiación convenida.

-En el sistema de compensación es empresario urbanizador la junta de compensación, que puede recibir los terrenos a urbanizar con transferencia del dominio a la junta, son las juntas denominadas  no fiduciarias que financian los costes de urbanización con derramas de los miembros, teniendo el carácter de pagos a cuenta de las parcelas resultantes que recibirán urbanizadas.

Las denominadas juntas  fiduciarias no adquieren  la titularidad de los terrenos aportados por los propietarios miembros de la junta, estos los aportan, pagan los costes de urbanización que les repercute la junta, mediante derramas, que pueden ser en dinero o en derechos urbanísticos (en especie), y reciben una parcela resultante urbanizada, en virtud del principio de subrogación real. Este principio consiste en que los terrenos iniciales se convierten sin solución de continuidad en parcelas resultantes y así se inscriben en el registro de la propiedad, de forma que el que tiene unos terrenos rústicos, cuando finaliza el proceso de urbanización tendrá inscritos en el registro de la propiedad las parcelas resultantes que le hayan correspondido, para ello tendrá que haber pagado los costes de urbanización.

-En el sistema de gestión indirecta, al que se refiere la Ley 16/2005, de 30 de diciembre, de la Generalitat, Urbanística Valenciana, que ha derogado a la anterior Ley 6/1994, reguladora de la actividad urbanística en esa Comunidad Autónoma y a la que fundamentalmente nos vamos a referir, sin perjuicio de la existencia de figuras semejantes, por ejemplo en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Es empresario urbanizador  el agente urbanizador, que puede ser la agrupación de interés urbanísticoformada principalmente por los propietarios de los terrenos, a la que se le ha asignado por el ayuntamiento la función de urbanizar y cuyo funcionamiento es el de una junta de compensación de carácter fiduciario, y el agente urbanizador privado, seleccionado por el ayuntamiento, que puede ser o no propietario de los terrenos, que promueve la iniciativa urbanística y una vez seleccionado, la ejecuta, siendo los costes de urbanización a cargo de los propietarios y retribuyendo la labor del agente urbanizador en dinero o en derechos urbanísticos.

DERECHOS URBANÍSTICOS. CONCEPTO.

Los derechos urbanísticos son las unidades de medida de la edificabilidad de un polígono, también denominados unidades de aprovechamiento urbanístico (UAS) o metros de techo,  son, normalmente, metros cuadrados edificables, no metros cuadrados del terreno de pisar, son los metros cuadrados de repercusión por las alturas edificables correspondientes a la edificación tipo, por ejemplo vivienda libre (uso residencial en altura), que se va construir en una determinada zona (área de reparto).

 Se calcula la edificabilidad total de la zona, teniendo en cuenta las alturas permitidas, una vez detraídos los terrenos para usos dotacionales y para parques, viales y jardines, y se asigna a cada parcela aportada, en función de los metros cuadrados de su superficie (suelo bruto), los derechos urbanísticos que le corresponden para utilizarlos en la recepción de parcelas urbanizadas resultantes. Por ejemplo en una parcela de 10.000 metros cuadrados de suelo bruto, suponiendo una proporción del 50%, los metros cuadrados edificables o UAS ascienden a 5.000 metros de techo.

Se reconoce el mismo aprovechamiento por unidad de superficie aportada, con el fin de eliminar las desigualdades de los propietarios del suelo, según la ubicación de su terreno, unos en zona de parques, viales o jardines y otros en zona edificable. Ello para el logro de la equitativa distribución de beneficios y cargas que establece, como principio fundamental, la legislación urbanística.

Se pueden comprar derechos urbanísticos (UAS), si se necesitan para la adjudicación de una parcela resultante, en el caso de no disponer de suficientes; se pueden vender los sobrantes o todos los derechos, existiendo un auténtico mercado de derechos urbanísticos. Cuando no se dispone de derechos urbanísticos suficientes, las parcelas resultantes se asignan en proindiviso a los propietarios.

Se establecen equivalencias, de forma que, por ejemplo, se asignarán 4 UAS en lugar de 1, para recibir parcelas de uso terciario (para comercio o industrias), o 2 UAS para la adquisición de parcelas cuyo uso sea la edificación de viviendas de promoción pública, pues el terreno resultante en estos casos, tiene menos valor que el que corresponde al uso tipo, residencial en altura para edificación de vivienda libre. En el ejemplo que estamos suponiendo, se tendrían  5.000 UAS para recibir parcelas de uso vivienda libre, 10.000 UAS para  recibir parcelas de uso vivienda de promoción pública y 20.000 UAS para recibir parcelas de uso terciario.

Estas compra-ventas de derechos urbanísticos son compras o ventas de terrenos, de bienes, a efectos del IVA constituyen una entrega de bienes, en la medida que lo que se está transmitiendo, es, en última instancia, el suelo correspondiente. Este es el criterio de la DGT. En este sentido se pueden citar, entre otras, la consulta de la DGT de 5-10-1998 o la consulta vinculante de 17-03-2005, Nº V0402-05. 

EL EMPRESARIO OCASIONAL URBANIZADOR DE TERRENOS


El artículo 5.Uno d) de la Ley 37/1992 (LIVA) considera como empresarios o profesionales quienes efectúen la urbanización de terrenos o la promoción, construcción o rehabilitación de  edificaciones, destinadas, en todos los casos, a su venta, adjudicación o cesión por cualquier título, aunque sea ocasionalmente.

Este precepto tiene su base en el artículo 12 de la Directiva 2006/112/CE, de 28 de noviembre, que permite a los Estados Miembros considerar en determinados supuestos como empresarios o profesionales a quienes intervengan en la realización de operaciones inmobiliarias aunque sea ocasionalmente. La razón de ser de esta consideración se encuentra en la especial trascendencia que tienen estas operaciones, y en la voluntad de no interrumpir la cadena de repercusión y deducción del tributo cuando se realizan operaciones incluidas en un proceso empresarial de producción de inmuebles, y quien las realiza no tienen previamente la condición de empresario, por no  haber realizado actividades empresariales o profesionales.

En este sentido, y por expreso mandato de la legislación urbanística que consagra el principio de distribución equitativa de beneficios y cargas, son los propietarios de los terrenos afectos a una unidad de ejecución urbanística, los que financian las obras de urbanización, en dinero o en especie, mediante la cesión de terrenos a los urbanizadores institucionales (Ayuntamientos, Consorcios, Juntas o Agentes urbanizadores).

Es, por tanto, el propietario de los terrenos, obligado a soportar las cargas de urbanización, la persona incursa en el proceso de producción de inmuebles a la que hay que considerar empresario o profesional, pero no basta con haber satisfecho derramas de costes de urbanización, es criterio reiterado de la DGT, en consultas, entre otras, de 16-03-2004, Nº 0646-04; 28-01-2005, Nº V0102-05 y 17-06-2005, Nº V1175-05, que, además de haber pagado derramas, en dinero o en especie de costes de urbanización, se tenga la intención, confirmada por elementos objetivos, de destinar los terrenos al desarrollo de una actividad empresarial o profesional, la cual concreta en este caso la Ley, en que los terrenos se destinen a su venta, adjudicación o cesión por cualquier título, sin que se establezca plazo para efectuar estas transmisiones una vez finalizado el proceso urbanístico, consulta DGT de 27-07-2005, Nº V1597-05.

Por ejemplo en el sistema de cooperación la resolución del TEAC de 24-11-2004 considera a los propietarios como empresarios urbanizadores de terrenos a efectos de su sujeción al IVA.

Los criterios que establece la consulta vinculante Nº V1175-05 de 17-06-2005 son, a mi juicio, aplicables a todos los sistemas urbanísticos. Es una consulta muy importante y con plena vigencia en la actualidad. A continuación exponemos dichos criterios:
-En cuanto a la voluntad inicial del propietario de acabar transmitiendo sus terrenos (venta, adjudicación o cesión por cualquier título) una vez urbanizados o en curso de urbanización.
-En lo relativo al momento en que se realiza la entrega de bienes en el caso de pago de derramas en especie, cediendo edificabilidad.
-Respecto al momento a partir del cual cabe atribuir la condición de empresario o profesional a una persona física que se vea afectada por el proceso urbanizador y que no tuviera esta condición con carácter previo.
-La sujeción al Impuesto y en su caso exención.


Voluntad inicial del propietario de acabar transmitiendo los terrenos una vez urbanizados o en curso de urbanización.

Se pregunta a la DGT si puede presumirse la intención del propietario de acabar transmitiendo el suelo cuando el aprovechamiento del sector sea de tal tipología, que se infiera que no va a ser razonable utilizarlo para consumo final, independientemente del lapso de tiempo trascurrido entre la terminación de las obras de urbanización  y su posterior transmisión.

El artículo 27 del Reglamento del Impuesto, contiene las circunstancias que podrán tenerse en cuenta, entre otras, para poder acreditar los elementos objetivos que confirmen que al satisfacer las derramas de los costes de urbanización, se tiene la intención de dedicar los terrenos urbanizados o en curso de urbanización a la venta, adjudicación o cesión por cualquier título, es decir a la realización de actividades empresariales.

Independientemente de que dicha intención puede ser probada por cualquier medio de prueba admisible en derecho, podrán tenerse en cuenta las siguientes circunstancias:

a) Naturaleza de los bienes y servicios adquiridos que habrá de estar en consonancia con la índole de la actividad a desarrollar. En este aspecto, las derramas, en dinero o en especie, para pagar las prestaciones de servicios de urbanización o para pagar las indemnizaciones por demolición de edificaciones o traslado de actividades empresariales, constituyen el más típico input de la actividad empresarial que se pretende probar.

b) El periodo de tiempo transcurrido entre las adquisiciones de bienes y servicios y las transmisiones de terrenos. Esta circunstancia no debe tenerse en cuenta a la hora de probar la intención de vender, adjudicar o ceder los terrenos. La DGT en consulta de 27-07-2005, Nº 1597-05, determina que si existiese un plazo a partir del cual estos empresarios ocasionales perdieran dicha condición, la consiguiente transmisión de los inmuebles no estaría sujeta al Impuesto y atentaría contra el principio de neutralidad y desnaturalizaría el artículo 5.Uno.d), pues la consideración de empresario supone el poder deducir el Impuesto (incluso obtener su devolución),  para efectuar su repercusión en el momento de la transmisión posterior, por muy lejana que sea en el tiempo y así gravar el valor añadido, objeto del Impuesto.

Esto es un problema a la hora de evaluar hechos reales en momentos de crisis sobre si se inicia o no la actividad empresarial efectivamente. Se incurre en costes y se paraliza la actividad empresarial, el obligado ha pedido la devolución. Será la Administración tributaria la que tendrá que probar que las cuotas soportadas o no se afectaron a actividades empresariales en el momento inicial o el destino previsible de las mismas (art. 99. Dos LIVA) ha sufrido alteración en el sentido de que no han quedado afectas a actividades empresariales.

c) El cumplimiento de obligaciones formales, registrales y contables, exigidas por la normativa del Impuesto, del Código de Comercio o por cualquier otra norma. En este aspecto, presentar el modelo 036 de declaración censal y los modelos de declaraciones o llevar los libros registros es una prueba más de la intención de realizar actividades empresariales, sin embargo, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas hay normas diferentes para determinar la tributación de los incrementos de patrimonio si derivan de actividades empresariales o no. Así una persona física puede ser empresario a efectos del IVA y determinar, no obstante,  la tributación de los incrementos de patrimonio obtenidos por la venta de los terrenos como si no hubieran estado afectos a actividades empresariales en el IRPF, ver consulta vinculante de 29-06-2006, Nº V1247-06.

d) Disponer o haber solicitado autorizaciones, permiso o licencias administrativas. En el supuesto de que se desee efectuar una promoción inmobiliaria en dicho terreno, es una prueba mas de la intención de dedicar el terreno a una actividad empresarial, el disponer del proyecto de un arquitecto y como promotor, haber solicitado la licencia de obras.

e) Haber presentado declaraciones tributarias correspondientes a otros tributos, por ejemplo haber satisfecho el Impuesto Municipal Sobre Construcciones Instalaciones y Obras (ICIO), o estar dado de alta en el epígrafe 833.1 promoción inmobiliaria de terrenos o en el epígrafe 833.2, promoción inmobiliaria de edificaciones del Impuesto sobre Actividades Económicas.

Si no se puede acreditar que en el momento de efectuar las derramas de costes de urbanización (la condición de empresario se adquiere en el momento de realizar dichas adquisiciones, ver artículo 5. Dos de la Ley), se tiene la intención de destinar los inputs a la realización de actividades empresariales, el IVA soportado no será deducible, en ese momento ni en un momento posterior, si es que se decide a posteriori destinar los terrenos a la venta, adjudicación o cesión por cualquier título. Ver artículo 93. Cuatro de la Ley, no se permite la afectación posterior o sobrevenida.

La DGT considera que el elemento objetivo mas adecuado que se puede tomar en consideración es el de la naturaleza de los bienes, en concreto de los terrenos urbanizados.

Si a los terrenos se les ha asignado un uso terciario o para albergar un polígono industrial, cabe inferir que el uso que se le va a dar a esas parcelas será empresarial.

Si el uso es residencial, las conclusiones no son tan claras. Si el propietario del terreno tiene muchos metros cuadrados de edificabilidad, cabe suponer que el uso será empresarial, pues es presumible que no destinará toda la edificabilidad a su consumo final, pero si es un pequeño propietario y el uso es residencial para chalets, por ejemplo, supondrá, probablemente, que su utilización sea para consumo final.

Si se califica el uso dado a los terrenos como actividad empresarial y una parte de ellos los dedica al consumo final, estos quedarán gravados por autoconsumo.



Momento en que se entiende realizada la entrega de bienes consistente en la entrega de edificabilidad como pago en especie de costes de urbanización.

Esta cuestión es aplicable a todos los empresarios, tengan previamente esta condición o la adquieran en el momento que se produce la entrega de bienes, que es en el momento en que el proyecto de reparcelación surte sus efectos.

Se produce una entrega de derechos urbanísticos a cambio de una prestación de servicios de urbanización, es una operación de permuta que habrá que valorar conforme al artículo 79. Uno de la Ley: valor de mercado de la entrega o prestación de cada sujeto pasivo.

Esta entrega de derechos urbanísticos es una entrega de bienes, en la medida que lo que se está transmitiendo, en última instancia, es el suelo que representan. En este sentido se pueden citar, entre otras, las consultas de la DGT de 5-10-1998 o de 17-03-2005,
 Nº V0402-05.

¿Cuándo se entiende realizada esta entrega de bienes?: según el artículo 75 de la Ley cuando los bienes se pongan a disposición del adquirente. Para que esto ocurra es necesario que se haya llevado a cabo la reparcelación, de modo que dicha reparcelación surta sus efectos.

En el proyecto de reparcelación figurarán, entre otras cosas, los derechos urbanísticos adjudicados, para el pago de costes de urbanización, al urbanizador institucional, ya sea Ayuntamiento; Junta de compensación fiduciaria; Agente urbanizador, Agrupación de interés urbanístico o Agente urbanizador privado.

El urbanizador puede disponer de los derechos de aprovechamiento urbanístico (los podrá enajenar o permutar por servicios de urbanización), desde el momento en que el acto de reparcelación produce sus efectos, por tanto, habrá que determinar ese momento.

El artículo 111 del Real Decreto 3288/1978, de 25 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de Gestión Urbanística, dispone que la resolución definitiva que recaiga en relación con el proyecto de reparcelación será notificada a todos los interesados y se deberá publicar en el Boletín Oficial de la Provincia, en el tablón de anuncios del Ayuntamiento y en un periódico de la provincia de difusión corriente en la localidad. El artículo 112 del mismo texto reglamentario establece que el acuerdo aprobatorio de la reparcelación es impugnable en vía administrativa y también cabe el recurso contencioso-administrativo, una vez agotada la vía administrativa.

El artículo 71.3 y 122 del Reglamento de Gestión Urbanística, consagran el principio de subrogación real, según el cual las antiguas parcelas quedan sustituidas por las nuevas resultantes, siempre que quede claramente establecida la correspondencia entre unas y otras.

El artículo 57 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común establece que los Actos de las Administraciones Públicas, sujetos a Derecho Administrativo, se presumirán válidos y surtirán sus efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en ellos se disponga otra cosa. La eficacia esta supeditada a su notificación, publicación o aprobación superior.

De los preceptos anteriores se deduce que el acto de reparcelación produce sus efectos desde el momento en que se notifica a los interesados o se hace público de la forma prevista en el artículo 111 del Reglamento de Gestión Urbanística.

Por tanto, el momento en el que el acto de reparcelación produce sus efectos será el anuncio público de dicho acto. Por anuncio público se ha de entender su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia o Comunidad Autónoma uniprovincial: en el tablón de anuncios del Ayuntamiento o en un periódico de la provincia de difusión corriente en la localidad, así como su inscripción registral, dada la función de publicidad que tiene el Registro de la Propiedad. De todos ellos prevalecerá el primero en el tiempo.

 En conclusión, el momento de la entrega de bienes consistente en la entrega de derechos urbanísticos como pago en especie a cambio de prestaciones de servicios de urbanización es el momento en que el acto de reparcelación se hace público en cualquiera de las modalidades anteriormente descritas, prevaleciendo la que se produzca con anterioridad en el tiempo.



Momento a partir del cual cabe atribuir la condición de empresario o profesional a una persona física que se vea afectada por el proceso urbanizador y que no tenga esta condición con carácter previo.


Si el pago no se realiza en especie sino en dinero, la condición de empresario o profesional se adquiere desde el momento en que se pague la primera derrama correspondiente a la prestación de servicios de urbanización.

En el caso de pago de los servicios de urbanización mediante la cesión de parte de sus derechos de aprovechamiento urbanístico al urbanizador institucional, ya sea Ayuntamiento; Junta de compensación fiduciaria o Agente urbanizador, Agrupación de interés urbanístico o Agente urbanizador privado.

El momento en que la persona física adquiere la consideración de empresario, es el momento en que se produce la entrega de dichos bienesdicha entrega se produce cuando el citado proyecto de reparcelación surte sus efectos y este momento es cuando se hace público el proyecto de reparcelación en cualquiera de las modalidades anteriormente descritas, prevaleciendo la que se produzca con anterioridad en el tiempo. En dicho proyecto están concretados, entre otras cosas, los derechos urbanísticos destinados a satisfacer las cargas de urbanización.

La condición de empresario está íntimamente ligada a la intención de venta, adjudicación o cesión por cualquier título. Si falta esta intención no se considerará a dicha persona física como empresario o profesional y las operaciones que realice se efectuarán al margen del Impuesto.


Sujeción al Impuesto sobre el Valor Añadido de las entregas de terrenos en pago en especie de costes de urbanización y su posible exención.

Esta cuestión es aplicable a todos los empresarios, tengan previamente esta condición o la adquieran en el momento que se produce la entrega de bienes, que es en el momento en que el proyecto de reparcelación surte sus efectos, si la derrama se paga en especie, o en el momento en que se paga la primera derrama en dinero, según se ha indicado anteriormente.

La entrega de terrenos realizada por un empresario en el ejercicio de su actividad empresarial o profesional está sujeta al Impuesto; artículo 4 de la Ley.

Las parcelas, afectas a la actividad empresarial o profesional, deben ser tanto las que se entregan como pago en especie de los costes de urbanización como las parcelas resultantes que se van a recibir urbanizadas, las cuales deberán estar destinadas a la venta adjudicación o cesión por cualquier título. Entiendo que la venta de derechos urbanísticos, antes de recibir las parcelas urbanizadas, también cumple la condición requerida. Un terreno también se destina a la venta cuando se edifica sobre él y se vende la edificación.

Una vez establecida la sujeción procede analizar si esa entrega de bienes está exenta o no del Impuesto. Para ello es preciso analizar el artículo 20. Uno. 20º de la Ley, que establece que la exención no se extiende a las entregas de terrenos urbanizados o en curso de urbanización, realizadas por el promotor de la urbanización.

La calificación de un terreno como urbanizado o en curso de urbanización y el momento en que adquiere dicha calificación es de gran importancia, pues la exención no operará, estará la transmisión siempre sujeta. Si el terreno no está urbanizado o no está en curso de urbanización, la transmisión estará exenta salvo renuncia a la misma, estando la transmisión sujeta al Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, Transmisiones Patrimoniales Onerosas, aunque exenta de este Impuesto si el adquirente es, entre otros, una junta de compensación (artículo 45 TR. ITP y AJD), que los recibe para pago de costes de urbanización.
La cuestión es importante pues si la operación está sujeta a IVA, ya no lo está a TPO, mientras que si está exenta, si se renuncia a la exención estará sujeta al IVA, pero es posible que se liquide la modalidad de AJD.

Las transmisiones de terrenos efectuadas por empresarios, que ya tenían dicha condición o que la han adquirido por pago de derramas, en dinero o en especie, según venimos explicando, es una  operación muy habitual, las empresas promotoras adquieren los derechos urbanísticos a los empresarios ocasionales y ellas continúan satisfaciendo la mayor parte de los costes de urbanización, para una vez recibidas las parcelas urbanizadas edificar sobre ellas o vender el solar.

Dichas empresas prefieren que la operación esté sujeta a IVA, pues el pago del ITP, es un mayor coste, por ello, debe estar perfectamente determinado, no solo la condición de empresario del transmitente, (además de haber pagado alguna derrama, tener la intención de vender, en este caso los derechos urbanísticos), sino que no resulte aplicable la exención, aunque renunciable, porque se entienda que el terreno está urbanizado o en curso de urbanización.

La DGT considera que un terreno no está en curso de urbanización hasta el momento en que sobre el mismo se inicien las obras de urbanización, es decir hasta que no se inicien las obras que dotan a un terreno de los elementos previstos en la legislación urbanística, como acceso rodado, abastecimiento y evacuación de agua, suministro de energía eléctrica, etc, no se puede considerar que el terreno está en curso de urbanización, es el mismo criterio que establece el Tribunal Supremo en sentencias de fecha 11-10-2004 y 8-11-2004. Este criterio es reiterado por la DGT, tanto en la consulta de 16-03-2004, Nº 0646-04, como en las consultas vinculantes de 28-01-2005, Nº V0102-05 y 17-06-2005, Nº V1175-05, que son a las que nos venimos refiriendo principalmente.

Cuando la transmisión de un terreno se produce una vez concluida la dotación de infraestructuras urbanísticas, no hay duda de que el terreno está urbanizado, el problema se plantea cuando la transmisión se produce con anterioridad al inicio de las obras de urbanización. La DGT considera que en la medida que un propietario haya asumido los costes de urbanización, aunque sea parcialmente, la transmisión de ese terreno está sujeta y no exenta del Impuesto, dado que la transmisión tiene por objeto un terreno en curso de urbanización.

Así mismo, cuando el pago de los costes de urbanización es en especie,  considera  la DGT que el propietario ha satisfecho la contraprestación de los servicios de urbanización y  en consecuencia efectuará la transmisión de  un terreno urbanizado o en curso de urbanización, sujeta y excluida de la exención establecida en el artículo 20. Uno. 20º de la Ley del Impuesto.

Parece lógico si se ha aprobado el proyecto de reparcelación, en el que se determinan los terrenos destinados a satisfacer los costes de urbanización, o se ha pagado en metálico alguna derrama, se comience en breve, las obras de urbanización, pero es posible, que esas obras no comiencen, por ejemplo por que se ha recurrido el acto de reparcelación o se retrase el comienzo de las mismas, tengo dudas acerca de la calificación del terreno en curso de urbanización, el criterio del Tribunal Supremo es claro y reiterado, inicio material de las obras de urbanización, aunque siempre se podrá renunciar a la exención con el pago de AJD.

Se puede decir que si el terreno está afecto a una unidad de ejecución, teniendo su titular la condición de empresario o habiéndola adquirido por pago de derramas en dinero o en especie, el terreno debe considerarse en curso de urbanización, aunque no se hayan iniciado materialmente las obras de urbanización.

Tratándose de terrenos no afectos a una unidad de ejecución, si su titular  tiene la condición de empresario, su transmisión estará sujeta y no exenta desde el momento de inicio material de las obras de urbanización o no sujeta si su transmitente no tiene la condición de empresario o profesional, ver consulta vinculante de 16-06-2006, Nº V1167-06.


Transmisión de terrenos en curso de urbanización como “operación no sujeta” por tratarse de la totalidad del patrimonio empresarial.

Es muy frecuente que el propietario de los terrenos afectos a una unidad de ejecución urbanística, que se ha convertido en empresario ocasional por el artículo 5. Uno. d) de la Ley, transmita el terreno en curso de urbanización, antes de haber pagado la totalidad de las obras de urbanización, o incluso habiendo concluido el proceso de urbanización, a otro empresario que continuará la actividad urbanizadora u otra actividad empresarial en dicho terreno (promoción o venta).

 El único patrimonio que tiene este propietario es dicho terreno, por lo que su transmisión constituiría un caso de transmisión global de patrimonio empresarial no sujeta el Impuesto en virtud de lo establecido en el artículo 7, apartado 1º, letra a) de la Ley del Impuesto (redacción anterior a la Ley 4/2008).

La DGT en la consulta de 17-06-2005, Nº V1175-05, considera que efectivamente, el empresario transmite la totalidad de su patrimonio empresarial, por lo que, en principio, parece que la transmisión estaría no sujeta, pero esta consideración quiebra la razón de ser del artículo 5. Uno. d) de la Ley, que tiene su base en el artículo 12 de la Directiva 2006/112/CE, de 28 de noviembre, que permite a los Estados Miembros considerar en determinados supuestos como empresarios o profesionales a quienes intervengan en la realización de operaciones inmobiliarias aunque sea ocasionalmente. La razón de ser de esta consideración se encuentra en la especial trascendencia que tienen estas operaciones, y en la voluntad de no interrumpir la cadena de repercusión y deducción del tributo cuando se realizan operaciones incluidas en un proceso empresarial de producción de inmuebles, y quien las realiza no tienen previamente la condición de empresario, por no  haber realizado actividades empresariales o profesionales.

Por tanto, en el caso de que la transmisión del resultado de estas operaciones de urbanización, construcción o rehabilitación ocasional, de inmuebles se le aplicase la no sujeción antes descrita, la consideración como empresario o profesional de quienes realizaron estas operaciones quedaría sin efecto, perdiendo su razón de ser.

En consecuencia, ha de considerarse que la transmisión de la totalidad del patrimonio empresarial o profesional por parte de quienes tengan la condición de empresarios o profesionales, en aplicación exclusivamente del artículo 5. Uno. d)  de la Ley 37/1992, no le es aplicable la no sujeción que se establece en el artículo 7. 1º de la misma Ley. Este criterio, que estaba establecido en consultas, fue incorporado al art. 7.1º.c) de la Ley del IVA por la Ley 4/2008, de 23 de diciembre, de aplicación a partir de 26 de diciembre de 2008.

domingo, septiembre 23, 2012

“Un día con Jorge” (NOVELA "En Blanco")


-      - Señor Hurtado, ¿me está escuchando? – la voz del conserje tenía un punto entre ansiosa y preocupada.

-      - Sí, perdóneme Antonio, estaba metido en mis cosas. A estas horas necesito un par de cafés (y algo más, pensó para sí) para conseguir despertarme – eran las siete en punto de la mañana y los coches seguían entrando por la rampa del garaje. Antonio llevaba trabajando de conserje en esa mierda de cubículo desde que él apenas era un encargado de marketing.

-    -   Sólo le decía que no olvide, por favor, cerrar bien las puertas de su vehículo. Últimamente pasan cosas muy extrañas en este garaje. Ya me entiende.

Tenía que llegar antes a su despacho para hacer un par de llamadas y meterse para el cuerpo lo que llamaba “el cóctel de desayunar”: unas cuantas pastillas de las que te hacían ver la vida con otro color.
Desde que había pasado lo de Isabella, se había aficionado a evadirse un poco. Quería hacer uno de esos viajes relámpago de los que le hacían ir de vez en cuando a Nuca Jamás, Mordor o el puto Narnia de los cojones. Aunque, pensándolo bien, … Jorge, no pienses. Necesitas ese puto cóctel. ¿Acaso sabes pensar por ti mismo?

Subiendo las escaleras como hacía todos los días como ejercicio matinal, se fue olvidando del tema peldaño a peldaño mientras las endorfinas hacían el resto. Sólo se encontró con la señora de la limpieza en la segunda planta a la que dirigió el mismo y efusivo saludo de buenos días.

Al llegar a la quinta planta, se puso la chaqueta del traje de nuevo, se atusó el pelo y se ajustó la corbata. Se miró por enésima vez en el espejo del pasillo y entró como un cohete en su despacho sin reparar en la persona que estaba sentada en el recibidor junto a Lourdes, su secretaria.

Dos minutos más tarde, alguien llamó a su puerta. Un hombre de unos cuarenta y pico años, alto y de complexión fuerte, entró. Por la forma de caminar parecía ser una persona muy decidida y segura de sí misma. Los rasgos angulosos de su cara y los ojos penetrantes hacían de él alguien intimidante a la vez que daba una sensación de tranquilidad.

-      Buenos días, señor Hurtado. Mi nombre es Antonio Llamazares, soy inspector de policía de la brigada de homicidios. Perdone la intromisión más dada la hora que es, sé que es una persona muy ocupada – sus ojos decían lo contrario “vengo a preguntarle sí o sí. Si le molesto, me importa una mierda, así que haga lo que le ordeno si no quiere que le meta un puro”.

-      No le voy a engañar. Me sorprende que venga a verme la policía, máxime cuando soy una persona a la que ni siquiera le han puesto una multa en la vida – sonrió para intentar aparentar calma. “Joder, sabe lo de la Casa de Campo. Sabía que al final todo se descubriría”.

Le invitó a sentarse. Por el giro de la conversación, enseguida supo que no tenía absolutamente nada que ver con aquél desgraciado “accidente”. El inspector sólo preguntaba por uno de sus ex empleados. Un hombre, al parecer maltés o chipriota apellidado Tiranidis. No sabía quién era pero se comprometía a mostrarle todos los ficheros de antiguos empleados. Le dio una tarjeta y el inspector se despidió desenfadadamente diciéndole que ya le llamaría y algo que no le gustó nada:

“Quizás sepamos qué pasó o qué dejó de pasar en este caso, señor Ordóñez. Pero todo al final, tarde o temprano termina descubriéndose. Parques, infidelidades o accidentes son muy comunes en mi trabajo…y al final, cuando levantas la piedra equivocada, siempre sale un escorpión. Y suele picar a la persona más inesperada. Que tenga un buen día”.

Cuando salió por la puerta, Jorge se quedó mirando pensativamente unos minutos por el ventanal que daba a una de las avenidas más importantes de Madrid. Desde allí se veían grupos de hormigas cruzando microscópicos pasos de peatones mientras vehículos de juguete daban vueltas y más vueltas a rotondas sacadas de una maqueta.

¿Qué sabía exactamente el inspector? ¿Por qué había hablado de parques? ¿Había dicho infidelidades? Sí, lo había dicho. Y además, esa mirada…le estaba analizando como un médico observa una radiografía. Había algo en ese hombre que le inquietaba. Mucho.

Jorge trataba con miles de personas a lo largo del año. Gente de todas las nacionalidades y características: hombres y mujeres inteligentes, estúpidas, engreídas, humildes, vividoras, soñadoras, pragmáticas o todo ello a la vez.
Tener el puesto que tenía en Motreco, le obligaba a ejercer de relaciones públicas de lujo. Se podría decir que tenía un máster en sociología. Antes de pronunciar una sola sílaba, ya sabía qué o quién era su interlocutor.

Pero, ese hombre…Llamazares…estaba hecho de una pasta que él jamás había visto antes. Era especial. Y eso para él no era nada bueno. Las personas imprevisibles le ponían muy nervioso. No podía adelantarse a sus movimientos como hacía con todos los que le rodeaban.

Se estaba acercando la hora de la reunión y aún no había desayunado. Abrió la puerta del baño que tenía en su despacho y sacó dos frascos de uno de los cajones que había debajo del lavabo. Se metió dos pastillas de cada en la boca y acercó la boca al grifo. El agua estaba muy fría. Pero no le importó. En unos instantes estaría volando por encima de los coches de juguete, las hormigas andantes y las calles en miniatura. Volaría tan alto, que mientras su cuerpo hablase gesticulando delante de unos directivos sentados en asientos de cuero…su alma estaría suspendida por Madrid visitando amantes desconocidas, tomando un buen coñac en su cabaña de La Granja de San Ildefonso y templando su cuerpo en una sauna.


Se miró en el espejo. Unas arrugas se asomaban a sus ojos. Le hacían parecer mayor. El corrector anti ojeras que se había aplicado esa mañana no había dado resultado.


¿Cuántas horas estaba durmiendo al día en las últimas semanas? ¿Cuatro horas? ¿Tres? Sí, debían de ser más tres que cuatro.
Luego estaban esas punzadas. Tenía el cuerpo dolorido. Pero no por las horas que dedicaba a hacer gimnasia o salir a correr. Era un dolor…como si le hubiesen dado una paliza. Podía sentir los golpes en la espalda, muslos y abdomen. No recordaba haberse caído y mucho menos peleado. Pero el dolor era real.


Apoyó los codos en el lavabo y se sujetó la cabeza con ambas manos masajeándose las sienes. Sí, unos minutos más y el sueño, el dolor y la angustia desaparecerían. La luz aséptica de las bombillas del espejo estaba empezando a parecerse a un arco iris.

jueves, septiembre 20, 2012

Parte 6: “Los planes a veces no salen bien”


Seguía lloviendo. La lluvia estaba arreciando en esa oscura noche. Seguir a la chica entre los paraguas se fue haciendo más y más complicado a medida que se acercaba a los callejones estrechos de su barrio. 

En el barrio madrileño de Prosperidad las calles iban haciéndose más y más estrechas a medida que te alejabas de la calle de López de Hoyos. Eran colas saliendo de una serpiente de mayor tamaño. 
Desde arriba se veía un mosaico de luces de coches, rótulos luminosos y las telas de colores de los paraguas. El viento esporádicamente movía las hojas de los árboles y entre los cláxones de los coches, gritos de sorpresa o el motor de alguna motocicleta, se podía escuchar el ulular del viento en los aleros de alguno de los tejados. 

Servando observaba. El cabello largo de la chica se asomaba de vez en cuando entre las espaldas de los viandantes. Era una chica alta y muy guapa. Se parecía un poco a Romina. Sí, esos ojos grandes y esas largas piernas…pero Romina había muerto hace ya tres años cerca de Nicosia. Ella y su hijo no nato. 

Sí, uno de los fallos del plan era que esa chica se parecía mucho a Romina. Y a él no le habían hecho lo mismo que a esos seres reciclados con los que estaban experimentando en un hospital escondido. Aún sentía. Aún tenía recuerdos del pasado. De su pasado. Podía soñar, amar, odiar, matar y crear. 
Les maldijo por ello. Eran unos bastardos al exigirle lo mismo que a unas criaturas sin ningún tipo de pasión o sentimiento. Le habían pedido matar a Romina. Y no estaba seguro de poder hacerlo. 

Caminando entre una nube de paraguas, empujando a la gente y parando por dos veces en un paso de peatones, la vio detenerse a hablar con una señora mayor. Aprovechó para mirar su teléfono móvil. Sí, joder, estaba nervioso. ¿Cómo no lo iba a estar? Era su primera misión y no podía fallar. 
Las palabras amenazadoras de Vicar sonaron de nuevo en su cabeza. Sabía perfectamente que esa víbora cumpliría con lo que había dicho. Y sentiría mucho placer al hacerlo. Le conocía bien y por eso estaba asustado. 

Cuando Isabella/Romina dejó de hablar con la señora, se dirigió a un edificio nuevo cercano a un parque aledaño a Príncipe de Vergara. Se paró a observar cómo metía la llave en la puerta del portal. Vivía en el ático. 

Las instrucciones las había repasado una docena de veces. Sabía dónde escondía el dinero, el cajón de sus bragas, cuántas veces practicaba el sexo a la semana y en qué tiendas hacía la compra. Tallas de ropa, marcas favoritas, hábitos, música, vicios, defectos, virtudes, marcas de nacimiento, colores… 
Incluso sabía que esa señora con la que había estado hablando era una antigua amiga de su madre. Una tal Virginia. Viuda. Tres hijos desempleados. Iba a misa de tarde todos los días a la parroquia de la calle Clara del Rey. 
No podía haber imprevistos. Si la agencia quería que fuese invisible, debía de conocer todas las piezas del tablero y cómo interactuaban entre sí. 

Cuando ella entró en el portal, se relajó. Mentalmente repasó todas las anotaciones que había ido confeccionando en su cerebro: ella iría ahora a su habitación. Antes de cambiarse de ropa, se prepararía un té Roibo con esencia de fresas, vería unos cinco o diez minutos las noticias en la televisión por cable. Luego se desvestiría y se daría un baño de sales de baño. Podía oler el dulzor picante de la espuma. 

El ser humano es una de las especies más previsibles del planeta. No es que viva con la rutina, sino que vive de ella. Sonrió con una mueca extraña. Las gotas de lluvia seguían cayéndole por toda la cara como perlas de sudor frío. 
El fuerte viento le despeinaba su descuidado cabello castaño y los mojados mechones de su flequillo se le pegaban a la frente y orejas. 

Allí, de pie, en la acera de enfrente al edificio, observando, casi escrutando cómo se encendía la luz del piso más alto, tenía el aspecto de un animal. Un depredador tenso oliendo la sangre a través del espacio y del tiempo. 
Una pareja que pasó a su lado le miró. Él les devolvió la mirada y comenzaron a caminar más deprisa bajo un paraguas rojo. 

Volvía a estar varios años atrás. Estaba en el año dos mil tres. En una barrio del centro de la capital chipriota. Desde la puerta de su casa podía ver a un grupo de niños jugando con un balón de futbol. La risa de uno de ellos era particularmente aguda pero no molesta. 
Sentado en su hamaca leía relajadamente un libro. No se acordaba del título. Algo de unos niños perdidos en una isla que juegan a rivalizar por el poder. 
Se acordó que levantó la vista de las pastas y se fijó en aquellos chicos. Podrían haber salido del libro y haber cambiado aquella concha que emitía un sonido intimidante por un balón de cuero mal cosido. Sí, perfectamente. 

Uno de ellos llevaba una camisa roja. Del color del paraguas que vería años después en una calle lluviosa de Madrid antes de cometer un asesinato. 
Esa tarde Romina aún seguía con vida. No había cogido prestado su coche para ir a comprar, ni siquiera era consciente de que había que comprar. No, aún no. 

Intentó recordar dónde estaba en ese preciso momento en el que leía distraídamente…”El Señor de las Moscas”. Sí. Ese era el título. La portada llegó a su cerebro, pero no conseguí recordar… ¿dónde estabas, Romina? 
A ese momento le siguieron varios. Una llamada anónima. Confusión. Una carrera hasta una parada de taxis. La sala de urgencias de un hospital. El doctor de la calva brillante y la perilla canosa. Gente corriendo. Una bata con sangre. 

Una iglesia sin gente. Un funeral solitario. Y, por fin, solo en su habitación. 
No derramó ni una lágrima por ella. No podía llorar, joder. Tenía, debía de llorar por ella en señal de duelo…pero su alma se había quedado dormida. Una pesadilla que había dejado congelada su capacidad para sentir. 
Nunca más volvería a llorar más. Esa parte de él había muerto con ella en un accidente de tráfico. 
Sí, todo eso lo recordaba. Cada detalle. Colores, sabores, olores y sensaciones agarrotadas…pero no sabía dónde estaba Romina mientras él leía un libro de Goldwin.
-        Sé que estabas en casa de alguien. Una amiga. Tu madre o tu hermana. O quizás en clases de Pilates. También sé, que pasaste por delante de mí casi a la vez de acabar de leer. Me estaba quedando dormido y por eso fuiste sola. La última vez que te ví…casi te soñé, Romina – estaba hablando en voz alta a una calzada cada vez menos saturada de coches. Ya eran cerca de las once y media y la gente estaba viendo la televisión, dándose baños de espuma o acostando a sus hijos. 

La luz del último piso se apagó.

Ahora llovía con más intensidad. Estaba calado hasta los mismísimos huesos, pero no le importó lo más mínimo. Tarde o temprano se podría secar. Lo que nunca podría limpiarse o secarse del alma era aquello que iba a pasar dentro de pocos minutos. Algo que pasaría muy rápido y que perduraría por muchos años dentro de su cabeza y en sus sueños más irreales y angustiosos. Sueños manchados de rojo, cabello y perlas rodando por un suelo de parquet.

El agua que había empapado su ropa nunca sería capaz de borrar las manchas de sangre y de culpa. Y miró al cielo esperando una señal. Algo que le confirmase que lo que haría con lo que tenía ahora entre sus manos alguna vez sería perdonado. Pero no vio nada excepto las gotas cayendo de una gran ducha natural investida de negrura.

Cuando consiguió por fin abrir la cerradura del portal, lloró. Después de muchos años, lloró. Por él, por Romina, por la muerte de su alma, por el miedo, por la muerte…pero sobre todo por el trago que sería pasar de nuevo por la muerte de un falso amor disfrazado de mujer.
Cruzó la puerta del amplio vestíbulo de mármol, maderas cromadas y falsos paneles de madera. Dentro, el mostrador donde se sentaba el antiguo conserje, estaba vacío. 

El cartel que estaba en la pared de atrás decía que buscaban una persona “discreta”, “con disponibilidad horaria” y “con ganas de trabajar”.
Servando pensó en que tendría que haber visto esa oferta antes. Y sonrió nerviosamente para sí. Cumplía con los requisitos requeridos con creces.

No había nadie más. Ni ninguna de las luces de los tres ascensores se encendió. Sólo silencio y el parpadeo de una de las bombillas adyacentes a la escalera. Se sacó un objeto metálico de la chaqueta tres cuartos y una especie de saco pequeño con un cordel. Todo estaba mojado y un charco de agua sucia se formó alrededor de sus zapatos. 

Notaba sequedad en la boca mezclada con un sabor ligeramente dulzón. El sabor de los nervios se dijo. Le pasaba a menudo. Debía de tener el estómago machacado, pero en su caso, no tenía ni tiempo ni ganas de tener un diagnóstico exacto de ello. Le importaba una mierda todo. Incluido él.

Cuando las puertas de uno de los ascensores se abrieron, volvió a hacerse las preguntas. Todos los días esos interrogantes se enroscaban a su cuerpo atenazándole como boas constrictor asfixiando a un conejo aterrorizado.

¿Por qué se había metido en esto? ¿Cuándo empezó todo? ¿Sabría salir? ¿Podría? No sabía nada. Menos en esos momentos previos a…
Cerró los ojos. Miles de estrellitas bailaron dentro de sus párpados a la vez que subía y subía rumbo a un terreno extraño. A una zona desconocida para él. A algo que le cambiaría de dentro a fuera…
Las puertas se abrieron. El botón del panel electrónico estaba luciendo. La “A” de azotea. Y salió a la oscuridad del rellano.

Mientras se cerraban de nuevo las puertas del ascensor, un brillo de un metal se reflejó fugazmente en uno de los cuadros de las paredes.

La función iba a empezar.

EXTRACTO NOVELA "EN BLANCO" por JAVIER ADDALI ÁLVAREZ 2012

Dopaje masivo y médicos españoles

“La carrera secreta“, el libro autobiográfico escrito por Tyler Hamilton con la ayuda del periodista Daniel Coyle, ha sido presentado por la prensa como un ataque contra Lance Armstrong y, de hecho, la mayoría de los pasajes filtrados por la editorial tienen que ver con el siete veces ganador del Tour, lo que hace que en España se pierda un poco la perspectiva del libro, como es lógico, porque el lector español no es el destinatario final sino que lo es el lector americano, quien, normalmente, si le sacas de Lance Armstrong y el Tour de Francia no muestra una gran pasión por el ciclismo.

Me atrevería a decir, incluso, que el libro empeora cuando aparece el ex del US Postal: los pasajes sobre Lance Armstrong resultan demasiado sentimentales: qué gracioso era, qué simpático era, cómo cambió, su mirada me daba miedo y un largo etcétera que acaba en la denuncia de coacciones, amenazas físicas y un matonismo que podemos presuponer en el texano teniendo en cuenta otros comentarios, pero que no deben eclipsar lo que Hamilton quiere contar realmente: el dopaje sistemático, equipo por equipo, ciclista por ciclista, durante al menos sus años de profesional en la élite.

Es un libro devastador por la naturalidad con la que Hamilton lo cuenta todo: desde sus principios como neoprofesional sin aspiraciones, sus primeros años en el embrión del US Postal, las carreras en Europa donde apenas podían ir al ritmo de los demás ciclistas en las etapas llanas porque todo el mundo había enloquecido y el equipo insistía en correr paniagua (término escrito en español que el ciclista utiliza en la edición inglesa), acumulando posiciones muy modestas pese a un encomiable tesón competitivo.

La cosa cambia cuando US Postal, viendo como está el patio, decide cambiar a su médico de toda la vida y fichar -oh, sorpresa-  a un médico español, que empieza a preparar junto a Johnny Weltz, en aquel momento director deportivo del equipo y ex corredor de la ONCE de Manolo Saiz y Eufemiano Fuentes, las temporadas a la manera europea, es decir, con huevos de testosterona y bolsitas blancas llenas de EPO en los tiempos en los que la EPO era indetectable en el organismo y no había más indicador que el nivel de hematocrito en sangre, que no podía superar el 50%.

Para que se hagan una idea, el propio Hamilton comenta como rumor que, antes de que se implantara esta norma del 50%, Riis corrió el Tour de 1995 con niveles superiores al 56%. Posteriormente, el cuidador del equipo Telekom afirmaría que en 1996, el Tour que sí ganó el danés, llegaría a superar el 60%, cifra que me parece difícil de creer incluso a nivel médico, pero que es indicativa de la barra libre que estaba de moda en aquellos tiempos. Para los no iniciados, la EPO eleva el número de glóbulos rojos en la sangre, permite una mayor recuperación, oxigena rápidamente el cuerpo cuando es preciso y puede mejorar las prestaciones de un corredor en un 15-20%. Imagínense lo que era para el “pobre” Hamilton correr paniagua. Ni se enteraba de la película.

Afortunadamente, su comprensivo nuevo médico español, en un momento dado, decide darle una oportunidad. Quien dice una oportunidad, dice testosterona. Luego le incluye en el “equipo A” que recibirá bolsitas de EPO para el Tour de Francia. Junto al dopaje vienen las instrucciones: el ciclista se tiene que convertir en un químico para saber cuánto tiempo tarda la sustancia en hacer efecto, cuándo la elimina el cuerpo de manera que no pueda ser detectada, cómo bajar y subir el hematocrito según la hora a la que vengan los “vampiros” a hacer el análisis correspondiente y un largo etcétera de reglas de  las que depende el resto de su carrera deportiva.

El ciclista alemán Bernhard Kohl, tercero en el Tour de 2008 y líder de la montaña de aquella edición tras varias exhibiciones, ya declaró después de dar positivo en aquella misma carrera: “Me han hecho pruebas anti-doping 200 veces en mi carrera, en 100 iba dopado. Solo me han pillado en una, en las otras 99 no encontraron nada. Creo que el problema es que el ciclista ha acabado por sentirse impune”. Efectivamente, eso mismo le pasó a Hamilton y, según él, a todos sus compañeros del US Postal,incluido por supuesto Lance Armstrong, cuya relación con el doctor Michele Ferrari aparece definida en el libro como enfermiza.

Una relación que -se sospecha- se alargó incluso a sus años de regreso a la carrera en el Astaná de Contador y después el Radio Shack sin que haya podido probarse.

Hamilton explica los métodos y cómo los médicos de los equipos van siempre un paso por delante de los de la UCI y la AMA simplemente porque son mejores en lo suyo y ganan más dinero: si se pone un porcentaje para el hematocrito, se baja con soluciones líquidas en vena; si se descubre un test para rastrear la sustancia en sangre, se utilizan microdosis indetectables pero diarias, para que el ritmo no pare. Si se consigue descubrir a quien se hace una autotransfusión -la moda, tras el auge generalizado de la EPO, fue sacar sangre fresca, oxigenada, en varias bolsas y volver a inyectárselas al corredor durante la carrera, generalmente el día de descanso. Si quieren, comprueben algunos desastres y exhibiciones en las etapas posteriores al día de descanso de las Grandes Vueltas y quizás entiendan algo-, se ataca al laboratorio y se gasta uno una millonada en abogados que defiendan lo indefendible, generalmente sin éxito alguno.

Hay que dejar una cosa bien clara: el dopaje no consiste en que de repente te tomas algo y vas como un tiro. No es la poción mágica de Asterix. Para triunfar en ciclismo hay que sufrir como un perro, entrenar días, meses, mantenerte en un peso propio de anoréxicos, contar con que a lo largo de los años te romperás varias veces la clavícula, el hombro, el escafoides, etc. Hay un trabajo impresionante detrás del éxito de un ciclista y quizás eso es lo que les hace negar una y otra vez que también hay un trabajo médico y farmacéutico de primera altura, siempre en la creencia de “joder, todos lo están haciendo, ¿por qué tengo que pagar yo el pato?”, algo que también habría que matizar, porque el dopaje no beneficia a todos por igual sino según el organismo de cada uno. Por ejemplo, si tu hematocrito natural ya es alto, ¿cuánto te ayuda la EPO? Pues menos que si tu hematocrito es bajo y así sucesivamente. No es cuestión de que “todos tomen lo mismo”. Acertar con el médico y el tratamiento adecuado parece la clave.

El libro sigue deslizándose por una pendiente de eritropoyetina y transfusiones múltiples conforme la carrera de Hamilton avanza hacia el CSC -dirigido por Bjarne Riis, el lobo cuidando de las ovejas– y el Phonak de Álvaro Pino, donde por fin se convierte en una estrella a nivel mundial, un líder respetado por todo el equipo y un claro aspirante al Tour, carrera que Ferrari y Armstrong -siempre según Hamilton- seguían dominando julio tras julio. El año 2004, sin embargo, las cosas van mal para el US Postal, especialmente en el Tour de Romandía, donde Phonak da una exhibición exagerada, colocando a cinco de sus corredores entre los diez primeros. Armstrong está que trina, bufando en el pelotón: “Esto no es normal, esto no es normal… seguro que se están metiendo alguna nueva mierda española”.

El hecho es que no, los Phonak -Botero, Sevilla, Gutiérrez, Pérez… todos sancionados posteriormente por dopaje- seguían con su sistema anterior de transfusiones, según Hamilton, pero les iba muy bien. Lo curioso es que Armstrong utilizara el término “mierda española” para referirse a “doping” y aquí es al punto al que quería llegar. Para un aficionado español al ciclismo, que con ocho años ya estaba pegando saltos porque Perico le había quitado la Vuelta a Robert Millar, el comentario es devastador, pero irrefutable: miren el número de casos de positivo en equipos españoles, en ciclistas españoles, en equipos con médicos, fisioterapeutas, cuidadores o directores deportivos españoles. Es desolador. En los 90 fueron los italianos, ahora somos nosotros.

Lo curioso es que todos sigamos como si no pasara nada y defendiendo a los Contador o Valverde de turno más allá de toda evidencia razonable. Parte de culpa la tiene el hecho de que la información de fuera apenas llegue. Sobre las tramas de dopaje masivo en ciclismo y en concreto sobre el peso de España en esas tramas se han escrito toda clase de libros: Rousell, Voet, Millar, Landis, ahora Hamilton… No sé si alguno se ha traducido al español, creo que no. No existen. La prensa especializada, en su mayoría, prefiere mirar a otro lado o directamente contratar como comentaristas a los que saben que buena parte de lo que están viendo tiene relación con una táctica médica y no deportiva: qué día se puso la transfusión, qué médico se la puso, quién prefiere ir ese día paniagua para no arriesgar una carrera posterior…

Hamilton habla repetidas veces de la omertà que reina en el mundo del ciclismo profesional, el silencio de todos para ocultar lo inocultable, incluso con la colaboración puntual de la UCI a la hora de tapar algunos escándalos. Cómo los que confiesan dejan de formar parte de la “hermandad” y cómo los pillados son vistos como unos traidores torpes, porque según Hamilton, la única manera de que te pillen es que seas muy torpe, que alguien, en el proceso, haya confundido la bolsa de sangre, que te hayas pinchado mal en la vena o que no hayas atendido a los plazos de eliminación de sustancias en tu cuerpo. La omertà es lo que hace que un director deportivo pueda trabajar en el Kelme de Eufemiano Fuentes, de donde salen Heras, Sevilla, Botero, González o Gutiérrez, todos ellos, insisto, positivos a lo largo de su carrera, después se vaya al Phonak de los ya citados -la cosa no mejoró, cuando este director deportivo fue despedido, el siguiente no impidió que Landis perdiera un Tour por su correspondiente positivo- y que acabe, casi recluido en un equipo local como el Xacobeo, consiguiendo aun así que dos de sus corredores -Mosquera y García- le den positivo por supuesta autotransfusión.

Ese director deportivo, cuya buena fe no me permito discutir pero al que habrá que atribuir al menos una cierta torpeza a la hora de controlar la salud de sus corredores, sigue siendo una autoridad en el mundo del ciclismo español y colabora de vez en cuando con medios de comunicación.

En fin, Hamilton advierte al final de “La carrera secreta” de los éxitos de la lucha anti-dopaje. Deja claro que, tarde o temprano, a todos les pillan. Que todos lo niegan con lágrimas en los ojos y máquinas de la verdad -él mismo se sometió a un polígrafo, con éxito, después de siete años de dopaje sistemático perfectamente consciente- pero cuando no tienen nada que perder, lanzan un comunicado o una rueda de prensa, lo reconocen y a seguir adelante. Según el estadounidense, el número de pruebas de sangre “extrañas” analizadas en los últimos años es mucho menor que en los años de la era Armstrong e incluso la velocidad se ha reducido: la última vez que se subió el Alpe D´Huez se hizo diez minutos más despacio que la anterior.

También advierte de que se puede ganar paniagua. En su opinión, se puede ganar una etapa, una clásica o incluso una carrera de pocos días. En ningún caso más allá de la semana. Los hechos, sin embargo, son tozudos: el virtual campeón del Tour de 2007, Rasmussen, fue expulsado de la carrera con raras excusas y acabó siendo sancionado por dopaje. El de 2009 y 2010, Contador, dio positivo por clembuterol en lo que la UCI está convencida de que es una muestra torpe de autotransfusión mal hecha. Uno de los grandes rivales de Contador, Frank Schleck, va por su segundo positivo, y parece fuera de toda lógica que corredores que han dado positivo en su momento y están acabando su carrera casi en los cuarenta, como Vinokourov, sean campeones olímpicos.

La última Vuelta a España fue preciosa, de acuerdo, pero los dos primeros -Alberto Contador  y Alejandro Valverde- no solo fueron suspendidos por dopaje en su momento sino que siempre han negado esa acusación. Que vuelvan dos años después como si nada, incluso a un nivel superior, puede ser indicativo de su inocencia, como afirman algunos periodistas, pero con toda la evidencia que rodea a la alta competición, también puede sugerir lo contrario, insistiendo, como siempre, en que, para mí, un ciclista dopado es aquel que da positivo, no aquel al que miro a los ojos y veo la verdad o la mentira.

El libro de Hamilton puede quedar como una venganza contra Armstrong o como un libro que destruye el ciclismo tal y como lo hemos entendido toda la vida y confirma los peores presagios. Dependerá de la fuerza de la omertà y del empeño de las autoridades deportivas, en especial las españolas, que siguen ahí insistiendo en organizar Juegos Olímpicos, como si el resto del mundo también tuviera los ojos tapados. También puede que sea una mentira absoluta. Una mentira con datos, nombres, apellidos, facturas, fechas, sustancias, dosis… la misma mentira que habrían repetido tantos antes y que inevitablemente repetirán después porque esto es un filón para las editoriales.

Puede ser, pero no lo creo. Creo que Hamilton escribió este libro para pedir perdón, ese era todo su objetivo. Ni Lance Armstrong ni historias. Quería pedir perdón a su ex mujer, a sus padres, a sus amigos que pusieron dinero para defender una inocencia que no era tal, a los aficionados… Quería también abrir una puerta a los demás: decidlo alto, bien alto, no tengáis miedo. Fijemos unas reglas que no nos podamos saltar, no juguemos más a la hipocresía.
Recientemente, el ganador del Tour 2012 y de la contrarreloj de los Juegos Olímpicos, Bradley Wiggins, se defendía de las insinuaciones de dopaje con este argumento: “Si me dopara y diera positivo, me lo quitarían todo, no podría volver a mi país, sería considerado un traidor por todos mis amigos, mi familia, mis compatriotas…. ¿cómo me puedo arriesgar a todo eso?”

Efectivamente, uno se lo pregunta. ¿Cómo pudieron arriesgarse a todo eso? Y viendo cómo va este año el equipo Sky, que haya dudas, al menos dudas, me parece razonable. Lo único que me congració con el equipo fue ver que Chris Froome sufría como un perro para acabar solamente cuarto en la Vuelta de un país donde la lucha contra el dopaje, digámoslo amablemente, deja mucho que desear.

* Guillermo Ortiz es filósofo y escritor. En Twitter: @guilleortiz_77

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