viernes, febrero 24, 2012

"La LIBERTAD" o "El Extraño Poema"


¿Cómo podía evitar vivir una vida que regalada, transmitida o delegada se apoderaba inexorablemente de mi alma con pinceladas de tonos grises?


¿Acaso alguien me preguntó cómo quería que fuese mi vida? No.
Todavía existe ese tipo de gente extravagante que cree en lo que ellos llaman Libertad. Además lo escriben con mayúsculas como si de una sagrada religión se tratara. Libertad... libros y libros se han escrito y aún no conozco el significado de este sustantivo. Lo único que sé con certeza es que necesitamos creer en ella para seguir caminando por el paradójico sendero de...

Camino. Un simple paseo a la deriva de mis pasos sosegados...
Acelero el paso. A medida que los latidos del corazón me gritan.
Corro. Cuando el compás de la batería de mis sueños se deshacen en sollozos.
No estoy muerto. No quiero estarlo. Aún necesito el tiempo. Me pertenece.
Despierto del sueño para entrar de lleno en la pesadilla...
...oscura y densa como la sangre de un animal agonizante...
...del dolor de sus heridas, de la certeza de un fin...
...que da paso al comienzo de.
...que convierte el dolor en.
...que perdurará hasta.
... al mirar por la ventana vi lo de siempre. La misma calle con la misma gente que con sus mismas venturas y desventuras iban entretejiendo los retazos de lo que consideraban una vida que lejos de ser distinta, estaba confeccionada con los mismos hilos.

Día tras día, cuando subía las persianas y corría las cortinas la monotonía inundaba mi habitación. Olas de dos metros de banalidad amenazaban con ahogarme mientras la soga que se ajustaba en mi interior se estrechaba más y más...
Los repetidos intentos para no pensar en  la vida. Una palabra de ocho letras que hace que no nos salgamos de la calzada.
Pero no deja de ser el libro de ficción de una mesa de noche al que tras hojear con avidez sus amarillentas páginas lo devolvemos con la misma avidez al cajón del que salió. Pero, a pesar de su obligado ostracismo...continúa ofreciéndonos sus empalagosas y melosas palabras en el interior de nuestra cabeza. En el mismo polvoriento baúl donde escondemos las poderosas y fútiles herramientas de la fe y los ideales.
Un libro que enterramos en el interior de un inexpugnable ataúd...
Un ideal que resucita al tercer día de nuestras desdichas...

La verdad es que jugaba con ventaja. La partida de cartas en la que conocía la mano de mis oponentes:
-         ¿De cuántas te descartas?- me preguntaban.
-         De ninguna- respondía. Y pensaba para mis adentros lo aburrido que era jugar siempre a lo mismo. Las mismas personas con las mismas cartas en la misma mesa sucia de siempre...
Y cuando te cansas de jugar a un juego, tienes tres opciones: o lo dejas, o cambias de juego o les dices el truco ganador para hacer más interesante las partidas.
Tres, ni más ni menos... el orden de prelación de una sobre otras es irrelevante dependiendo del objetivo que se persiga.

El gris cada vez es más intenso. Las paredes otrora amarillas se han cubierto con el gris de la ceniza. El humo de un cigarro. La gabardina en un día de lluvia.
El ocaso de un día que muere en una noche antes negra y ahora no.
Cuando se consume el papel sólo hay cenizas.
Las cenizas se dispersan con el viento.
El viento que hace que las palabras sean llevadas y finalmente olvidadas.

Tres, ni más ni menos...las sílabas de Libertad con mayúscula. El papel que se consumió con el fuego y sus cenizas fueron esparcidas con el viento.

En la creciente penumbra de mi habitación los pensamientos campan a sus anchas con la discreción sigilosa de una boa de poderosos músculos y fuertes instintos. Silencio. La tempestad vendrá después pero es necesario que el silencio le preceda...sus gritos de rabia serán oídos después con mayor atención.

El reloj señala las 11:59.
El silencio va a ser violado por los truenos. Cuando suceda será demasiado tarde para volver atrás. Nadie ni nada es capaz de acallar los truenos.
Tres, ni más ni menos...los segundos que faltan para el rugido del primero de los tres truenos. 

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