sábado, febrero 04, 2012

La REFORMA FINANCIERA: "Empezar la Casa por el Tejado"


En un país con más de 5.000.000 de personas desempleadas, la medida propuesta de Reforma Financiera es, a mi modesto juicio, ineficaz e ineficiente. 

Según se apunta desde el Ministerio de Economía: “se conseguirá un mejor acceso de las entidades de crédito a los mercados de capitales, y una mejora del flujo de crédito a la economía real, con un impacto positivo sobre la producción y el empleo". Pues bien, analizando paso a paso los diferentes escenarios que podrían llegar a acontecer, llegaríamos a la misma conclusión: NO es una medida realista. ¿Y por qué digo esto?

En primer lugar, por otra de las medidas de contención del riesgo de la propia Banca (“para los activos problemáticos se establece una provisión específica, con una dotación extraordinaria con cargo a resultados, por un importe próximo a 25.000 millones de euros”). Desconozco los criterios a seguir en lo que se denominan “activos problemáticos” y su forma de valorarlos, pero en lo que a la experiencia reguladora que tenemos en este país respecta, un criterio generalista de valoración, lleva inevitablemente a criterios subjetivos y discrecionales en la toma de decisiones. Me explico: si las propias entidades financieras quisieran disponer de mayor liquidez en un momento determinado, aplicarían un criterio “más conservador” a la hora de las concesiones de créditos, apelando a un criterio de prudencia de forma interesada.

Es decir, que, o se establecen de forma tasada esos criterios de evaluación del riesgo a la hora de provisionar, o podemos volver a ver caer en saco roto, una vez más, la inyección de liquidez a las entidades financieras, que podrían hacer lo que están haciendo con el FROB concedido (o regalado): congelar créditos e hipotecas a empresas y consumidores.

En segundo lugar, y tal y como he dicho en el título de la entrada: se tratan de medidas ineficaces, en el sentido de acometer un problema desde un primer paso equivocado. El mayor problema no es la consecuencia: es la CAUSA. La principal causa de que se concedan menos créditos o hipotecas es el alto riesgo de morosidad, la cual trae como principal causa, a su vez, la inseguridad en el mercado de trabajo. Dicho esto, creo que antes de entrar a abordar los problemas del mercado financiero, se debería de estabilizar y regular de forma lógica y consensuada, el mercado “tóxico” de este país: el de trabajo.

Con unas condiciones laborales bien reguladas, con unas cláusulas laborales perfectamente establecidas y con un mercado de trabajo organizado y realista, se podría llegar a disminuir el riesgo en las concesiones de créditos. Es una primera medida ineludible y necesaria.

En tercer lugar, volvemos a uno de los vicios de legisladores y políticos de este país: el populismo. ¿Por qué digo esto? Una de las declaraciones de intenciones o mejor dicho, una justificación de esta medida, es que: “beneficiará a los ciudadanos ya que la obligación de saneamiento rebajará el precio de la vivienda”.

Seamos serios. La rebaja del precio de la vivienda ya se está dando sin necesidad de intervención. El propio mercado y la tan manida Ley de la Oferta y la Demanda están consiguiendo este automatismo (una caída cercana al 10 por ciento interanual del precio de la vivienda).

Además: ¿es el principal problema el precio de la vivienda? ¿o el mayor problema es el de un país incapaz de crear empleo que lleve a la posibilidad del acceso a la misma? ¿o ambos problemas son las caras de la misma moneda?
Repito: seamos serios. No caigamos en el populismo barato que anteriormente se ha criticado a anteriores gobiernos. Ese no es un fin que justifique los medios.

Y por último, y no por ello, menos importante, a la hora de decir que estamos empezando la casa por el tejado: priorizar las necesidades del país. No se puede comprar un Ferrari antes de tener dinero para mantenerlo. Y el sostenimiento de las entidades de crédito nos está saliendo demasiado caro a unos ciudadanos a los que se nos están pidiendo demasiados sacrificios a cambio de nada. Recortes, congelaciones, austeridad… ¿y qué obtenemos a cambio sino declaraciones de intenciones vagas e inconcretas? Los dogmas de fe no son materia económica.

En conclusión. Evitar la regulación y el perfeccionamiento de un mercado de trabajo eficaz, que favorezca una mayor conexión oferta/demanda, que evite la inseguridad laboral, que proteja al empresario del abuso y de la burocracia, es retrasar y esconder un problema estructural y endémico en nuestra sociedad.

Y empezar una obra por el lado equivocado, nos puede llevar a que la estructura venza y se desmorone. Al igual que no se pueden cambiar las fórmulas de una ecuación porque el resultado va ser erróneo. Siempre es así.

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