Estoy escribiendo clandestinamente
desde un ordenador “zombie”. Así les llamamos a los ordenadores con una
dirección IP cifrada que solo permite emitir. No le podemos pedir más a la
suerte o al azar. En los tiempos que corren, que pueda aspirar a más, es
prácticamente imposible.
Todos sabemos que las
conexiones están “bajo vigilancia de seguridad”. Una forma eufemística de decir
que “La Coalición Mundial de Gobiernos” se ha hecho con absolutamente todos los
medios de comunicación o de emisión de mensajes (PCs, móviles, Tele3D, tablets,
láminas orgánicas computacionales, etc…). Está absolutamente prohibido emitir y
recibir mensajes por cualquier vía NO PERMITIDA.
Motivos de seguridad. Medidas
antiterroristas. El bien común. Esas fueron las palabras con las que se
hicieron con todo. La vigilancia cada vez es más abrumadora. Cualquier gesto o
cualquier movimiento hostil pueden ser castigados con la ejecución pública por
actos de terrorismo. Las opiniones personales que contengan las palabras “gobierno”,
“revolución” o “cambio” son consideradas herejías democráticas.
Hace unas horas, gracias a
un grupo de gente anónima y valiente, he podido acceder a este ordenador. He
tenido que montar las diversas piezas camufladas en distintos lugares del país.
Si hubieran descubierto este ordenador, me habrían disparado en el acto.
Lo he modificado para que
llegue un mensaje de esperanza a los millones de personas que habitamos este
planeta sometido. Nadie sabe ni el cómo ni el porqué les dejamos ese poder. No
nos acordamos. Tuvimos fe en ellos, supongo. En que este momento nunca llegaría…pero
llegó.
Al sistema simbólicamente
se le sigue llamando democracia, pero hace mucho que se ha convertido en una
dictadura. Un sometimiento que ha ido paulatinamente cercándonos hasta llegar
cerca de nuestra alma. No somos libres de pensar, ni de expresarnos ni de opinar…somos
simples animales bípedos que están diseñados para trabajar, consumir y callar.
Un rebaño dócil alimentado
de drogas. Medicamentos que nos obligan a consumir para tranquilizarnos, para
sedarnos y que unidos a un sistema de repetición de lemas, imágenes e ideas,
han hecho de nosotros mamíferos dóciles y obedientes.
Quizás, desde este
escondite a varios kilómetros de la ciudad, entre esta arboleda semiescondida,
pueda emitir con este ordenador y una antena de fabricación casera, el mensaje
que llevo años escondido en el fondo de mi cerebro. Si lo hubiese escrito en
una vulgar servilleta, un papel o en un soporte electrónico, ahora estaría
debajo de tierra enterrado y destruido.
El gobierno no se anda con
miramientos. Cualquier amenaza es aplastada literalmente. O mejor dicho,
quemada, despedazada e incinerada. No se pueden permitir que alguien despierte
al rebaño. Las ovejas pueden cambiar su menú vegetariano por la carne. Hacerse
carnívoras…o mejor dicho, despertar al depredador enterrado en la lana de un
rumiante.
Poco a poco, he ido
despertándome del letargo. Accidentalmente, alguien dejó de vigilar la ingesta
diaria de mis pastillas, alguien dejó de vigilar los hábitos de un funcionario
libre de toda sospecha, alguien se olvidó de mí… y ese yo, poco a poco fue
saliendo del cuerpo dócil para intentar morder la mano que nos somete. Es mi
naturaleza, muerdo.
A muchos más les pasó lo
mismo. Supongo que es imposible controlarnos a todos. Pensé durante meses que
estaba solo. Pero como imanes fuimos atrayéndonos con el hierro de nuestras
ideas.
…y llegamos al momento
actual. 15 de junio de 2015. La primera vez después de varios años que alguien
va a emitir un mensaje fuera de los canales habituales. Un mensaje que cambiará
mentes y matará vidas. Un mensaje diseñado para despertar o morir.
A mí me quedan pocos
minutos de vida. Desde el primer nanosegundo, un satélite empezará a girar sus
espejos hacia mí, y en minutos un misil será lanzado hacia mi posición para
barrerme. Pero será demasiado tarde. Demasiado tarde para ellos.
La humanidad y en general
la naturaleza retorna a la lógica para la que fue creada.
Creada para ser LIBRE de
nuevo.
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