"…y
vinieron a por mi vecino, y no me importó...hasta que vinieron a por mí."
“Medio
millar de Mossos cortan la travessera de Les Corts de Barcelona a la altura de
la comisaría central para protestar contra los recortes (LA VANGUARDIA)”
Los seres humanos somos
por naturaleza egoístas. No nos importa nada de de lo que pase a nuestro
alrededor mientras no nos afecte directamente en nuestro ámbito personal,
social y económico.
A muchos nos puede la
tentación de hacer de jueces de lo que acontece. Nos gusta juzgar desde nuestra
ignorancia y odiamos ser juzgados desde la de los demás. Estamos en la sociedad
del INDIVIDUO. Es contradictorio, ¿no? Sociedad e individuo. Lo colectivo
contra lo individual. Pero así es.
El contacto que tenemos
con lo que nos rodea, con los problemas de la gente es muchas veces aséptico.
Sin ensuciarnos. Sin tocar los problemas. Sin comprometernos más de lo
necesario. Hemos cambiado el café con el amigo necesitado por el email. El
consuelo por los SMS. El cariño por el Facebook. Los consejos por el Twitter.
Y esa forma de tratar a
las cosas, de afrontar los problemas, de “ayudar” al amigo, es lo que nos está
llevando hacia donde nos está llevando: a una sociedad enferma de empatía, a
una sociedad dividida y a una sociedad “asocializada”. Sí, he dicho una sociedad
enferma.
Desde el momento en el que
como personas pensamos que lo que nos rodea no nos incumbe, dejamos de ser
miembros de la misma. Cuando todos hacemos lo mismo el problema se agudiza.
Cuando nos falta la capacidad de “ponernos en el lugar del otro”, nos
convertimos en hienas peleando por una presa. En animales.
A estas alturas, me preguntaréis
que a qué viene todo esto. Que si esta entrada del BLOG es de Filosofía, lo
podría haber dicho antes de seguir leyendo…pues bien, NO, no es una entrada
filosófica. Es una descripción de lo que nos pasa, de lo que le pasa a la
sociedad, de las heridas que tenemos.
Y ahora os voy a hablar de
la “jungla” que estamos (todos) fabricando con lo que hacemos, con lo que
callamos y con lo que no hacemos:
- Tenemos una serie de personas, que mientras la CRISIS no les afectó, a todo aquél que protestaba, le llamaban “perroflauta”. Incluso veían lógico desalojar por la fuerza a la gente que se manifestaba pacíficamente.
- Tenemos otra serie de personas, que por su falta de empatía, por su cinismo innato o por algún tipo de enfermedad mental, recomiendan apretarse el cinturón a una sociedad empobrecida y desahuciada, mientras ellos predican con el ejemplo.
- Hay otros grupos de personas, que ajenas a todo, siguen yendo a lo suyo: ROBAR, ORDEÑAR al ciudadano y PROHIBIR.
- Y luego en otro escalón de la pirámide…estamos NOSOTROS. Personas a las que se nos ha adoctrinado desde la educación de una sociedad hedonista, con el “yo, a lo mío”. Que a pesar de los ejemplos que hemos ido viendo en la gente cercana, negamos nuestro apoyo por comodidad, miedo o indiferencia.
Lo que está aconteciendo
con las huelgas y manifestaciones, es una muestra de que no se puede pedir
solidaridad cuando previamente, tú te has negado a ser solidario. Hasta que no
acabemos con los “yo, a lo mío”, la base de la pirámide cada vez se irá hundiendo
más por su propio peso y por el peso de los que roban, ordeñan y prohíben.
Y cada vez va pesando más
la pirámide...
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