Es
muy cierto que los trabajadores y consumidores, (en la inmensa
mayoría de los casos somos los mismos), estamos sufriendo una serie
de ataques sin ninguna piedad. Sorprende por otra parte la nula
resistencia ante tal ataque, que desde luego no ha empezado en la
crisis sino mucho antes.
Un
buen día entraron los contratos temporales, las empresas de trabajo
temporal, los subcontratos de trabajo, las exenciones de
responsabilidad, toda una serie de políticas de oferta, la
privatización de monopolios de servicios públicos y tantos y tantos
ataques que han dejado a los trabajadores en una situación
dramática.
Ha
existido cierto componente generacional, porque sin pausa han ido
empeorando las condiciones de los que entraban en el mercado laboral,
hasta la fecha actual donde ya los golpes llegan absolutamente a todo
el mundo.
Todo
este proceso, se ha producido bajo la atenta mirada de los sindicatos
que no han hecho absolutamente nada para tratar de frenar los
sucesivos empeoramientos, antes de la crisis y durante ella. Es bien
cierto que se ha protestado en algunas ocasiones y también es cierto
que han existido algunas huelgas, planteadas con la boca pequeña y
sin ánimo de molestar. Me gustaría recordar que la respuesta a una
reforma de la seguridad social, en la que básicamente se bajaban las
pensiones para todo el mundo, fue una manifestación en Madrid en un
día laboral, (lo cual limita y mucho la asistencia).
Está
claro que no ha existido demasiada lucha por nuestros derechos, y en
todo caso desde luego lo que no podemos encontrar en este tema es el
argumento de una película. Pero lo curioso es que quizás debemos
tener en cuenta que las luchas por los derechos tampoco han tenido
demasiado que ver en el surgimiento de estos.
En
particular en España y sobre todo en casi todo el mundo, la realidad
nos dicta que las conquistas sociales no han venido precisamente
determinadas por luchas de clase. Esto por supuesto no quiere decir
que no haya existido. Lo que debemos recordar es que a pesar de que
hayan existido múltiples personas que han luchado por lo que
conocemos como el estado del bienestar, la realidad es que estas
luchas no han sido en ningún caso definitivas.
En
España, en estos aspectos hemos ido a cierto rebufo del resto del
mundo, ya que mientras todo el esquema del estado del bienestar se
expandía por todo el mundo, en nuestro caso estábamos bajo la
dictadura de Franco, (y sus sindicatos verticales). Franco, debemos
recordar, murió en la cama, sin ninguna contestación efectiva, para
dar paso a un proceso de transición, que ha venido desde arriba, (y
del que cada vez encontramos más trampas).
Es
cierto que en los primeros años de la democracia se tomaron algunas
medidas para tratar de contentar a la sociedad, para que se asentase,
pero es difícil pensar que estas medidas procediesen o fuesen los
frutos de luchas algunas, sino que vienen derivados de una situación
y enseñanzas mundiales.
En
el resto del mundo, la situación del estado del bienestar, es un
poco similar. El gran inicio de este esquema ha venido del famoso
“New Deal” (nuevo trato), que incluso ha generado el nombre de
“contrato social” que se viene usando normalmente para tratar de
explicar las relaciones de todo el mundo. El new deal, y todas las
normas que se han tomado tras la gran depresión para mejorar las
condiciones de los trabajadores, no provenían, por lo menos
directamente, de ninguna lucha, (a pesar de que existiese, y hubiese
grandes fracasos como la gran huelga de Inglaterra).
El
new deal o punto de partida de todas las políticas para incrementar
el poder adquisitivo de los trabajadores, no fue otra cosa que toda
una serie de medidas tomadas desde las esferas del poder, en una
situación sensiblemente peor a la actual, y no fue precisamente por
la lucha de nadie, sino que era la solución a esta situación, sobre
todo teniendo en cuenta lo que estaba ocurriendo con el comunismo.
El
estado del bienestar, las conquistas sociales y todo esto, no fueron
en realidad ningún tipo de conquistas, (no por lo menos el
conjunto), sino que fue simplemente la constatación de que sin una
clase media con cierto poder adquisitivo la economía no podría
mejorar de ninguna forma, como se comprobó tras todas las medidas
deflacionarias de finales de los años 20. Por el lado de las
conquistas, tan sólo se puede entender que la existencia de un
sistema comunista ayudó mucho al desarrollo de estas políticas,
hasta el punto de que fueron claves para la derrota del comunismo.
Gracias a estas medidas el sistema capitalista, y en general los
ciudadanos, alcanzaron las mejores cotas de crecimiento hasta que de
repente todo ha cambiado. Todas las normas para proteger el poder
adquisitivo de los consumidores y para equilibrar mercados entre
consumidores y trabajadores con un poder limitado frente a las
corporaciones y los estados destinados a mejorar las condiciones de
vida de los ciudadanos, (por lo menos en teoría), llevaron a una
situación de prosperidad desde el que se ha comenzado otra vez a
erosionar toda la situación. Por otra parte la caída del sistema
comunista ha provocado la pérdida de los miedos. Y de estos barros,
estos lodos.
Con
todo esto, la conclusión es clara; la lucha por las condiciones
laborales es importante, el papel de los sindicatos importantísimo,
(su manifiesta inactividad ha sido clave en la situación que tenemos
hoy); pero tan sólo son importantes para evitar dramas y tiempo para
la recuperación. Tarde o temprano, todo el mundo empezará a darse
cuenta de que sin una clase media no es posible la recuperación, y
en este momento es cuándo comenzaremos a tomar las medidas en el
camino adecuado.
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